La empresaria argentina que hizo una fortuna en EE.UU. vendiendo empanadas
Lorena Cantarovici es una contadora que decidió irse a México, tras la crisis del 2001, en busca de mejor suerte. Allí consiguió un máster en Mercadeo, pero la situación de ese país no era precisamente mejor que Argentina, por lo que decidió irse a los Estados Unidos, con una mochila, 300 dólares y sin saber una palabra de inglés.
Para colmo de males, Lorena aterrizó en Denver, una ciudad del estado de Colorado, que no se caracteriza precisamente por una gran cantidad hispanoparlantes. Entonces tenía 26 años, dio sus primeros pasos en la gastronomía trabajando durante 2 años en un restaurante, mientras que en el resto del tiempo lo pasaba en un hotel en la misma cuadra. “Con esos dos títulos, levantar una bandeja llena de platos después de un año y medio me dolía el alma”, expresó la empresaria.
Fueron tiempos muy duros, nadie hablaba español, “Denver no es como Miami, donde siempre encontrás a alguien que habla tu idioma”, señaló Lorena. Algún tiempo después consiguió un trabajo más tranquilo en una oficina, como administrativa en una empresa familiar. Pero no aguantó demasiado, extrañaba el ritmo del restaurante, y habiendo aprendido el idioma, decidió lanzarse en un emprendimiento.
Volvió a trabajar en un restaurante, esta vez determinada a ver cómo funcionaba, pasando por áreas como la cocina y cobranzas. Aprendió a “ver el restaurante como un negocio, al mismo tiempo y sin proyectarlo, empecé a hacer empanadas para vender desde mi casa”, según manifestó Cantarovici.
Si bien se tuvo que abrir camino, puesto que si bien en Estados Unidos las empanadas no son tan famosas ni variadas como en Argentina, los snacks son un segmento que tiene mucha demanda, aunque claro está que la oferta no es poca. “Al cuarto mes me llama una compañía de catering que quería conocerlas y me pide una orden de 60 empanadas”, contó Lorena, al mismo tiempo que señalaba que tuvo que modificar el garaje para poner dos hornos rotativos. “Me quedé sin poder usar el aire acondicionado pro cinco días porque necesitaba la electricidad para el garaje”, dijo la empresaria al diario La Nación.
Poco después se animó a poner un negocio formal, pero requería 4.000 dólares para poder alquilar su primer local. “Por el ratio de fracasos en gastronomía, los bancos se negaban a prestarme el dinero. En el estado de Colorado se abrían 357 al año y en menos de doce meses cerraban 184. Todavía peor, las empanadas no son conocidas en Estados Unidos y no veían el potencial en el negocio. Por suerte consiguió alguien que le prestase la plata y pudo prosperar. Al tiempo se transformó en una cadena que orgullosamente dice que es “100% dueña de María Empanada”.
En Argentina las empanadas mantienen una brutal pelea contra otras formas de comida rápida, que cubrieron mucho terreno en los últimos años. Sin embargo, la empanada es uno de los pedidos a domicilio más solicitados de los argentinos, promediando cien per año per cápita. Es más, muchos restaurantes gourmet, que en el pasado no las aceptaban en sus menús, ahora las incluyen como un plato exclusivo que llega a cobrarse $ 60 la unidad, ¡una locura!