La industria textil quiere evitar que el país “importe lo que no necesita”; el sector acumula este año caídas de entre 12 y 15%. Desde la apertura de su convención anual -Pro Textil 2014- la Fundación Pro Tejer, que agrupa a los productores locales de textiles e indumentaria, quiso dejar claro su apoyo al «sistema de defensa comercial», es decir, las medidas de restricción a las importaciones que viene aplicando el Gobierno. La presentación, que estuvo a cargo del director ejecutivo de Pro Tejer, Ariel Schale, y de la economista jefe de la institución, Julieta Loustau, tenía un título elocuente: «Protección vs. apertura. El mito del libre comercio». Después de esa presentación -que recordó a las ponencias de Axel Kicillof por su contenido académico/histórico y por su crítica a las «ideas neoliberales», y en la que los expositores buscaron demostrar que la Argentina es menos proteccionista que varios de sus socios comerciales-, el jefe de Pro Tejer, Jorge Sorabilla, dijo que el sector quiere «evitar que la Argentina importe lo que no necesita» para garantizar el empleo y la actividad en el país. Con ese objetivo, los textiles pretenden analizar con el Gobierno los pedidos de DJAI (declaraciones juradas anticipadas de importación) que atañen a su industria. En la clausura, Sorabilla resaltó que «las divisas que se ahorran tienen el mismo valor que las que ingresan por exportaciones». Durante la mesa titulada «El desafío de la industria competitiva», el director de Galfione & Cía. y tesorero de Pro Tejer, Luciano Galfione, también defendió la «administración del comercio»: «Contra telas de China absolutamente subsidiadas no hay ninguna protección que no sea una administración correcta del comercio, pero cuando es perforada por un amparo con dudosa trascendencia que no resiste ninguna justificación, a las empresas argentinas las pone en desigualdad». La intención de Pro Tejer de limitar más las importaciones se da en un contexto difícil para el sector. Según Sorabilla, las «ventas en mostrador» de la industria cayeron entre 12% y 15% en lo que va del año. Esta baja habría provocado una caída aún mayor en la actividad, ya que, según el empresario, las importaciones textiles cayeron 5% (menos que la baja del consumo), por lo que el ajuste se dio en la producción local. Además, el aumento en los costos ha afectado a las exportaciones textiles, por lo que el mercado externo no ha permitido, salvo excepciones específicas, compensar la caída del consumo doméstico. De hecho, Sorabilla dijo que «el atraso cambiario hace vulnerable al sector productivo frente al comercio exterior». El menor nivel de actividad ya afecta el empleo. El líder de la Asociación Obrera Textil y vice de Pro Tejer, Jorge Lobais, dijo que «existen algunas suspensiones y se están dando Repro [en el sector]» y añadió que los puestos que quedan vacantes en las fábricas no se están cubriendo. Así, advirtió, «se han perdido mil puestos de trabajo en el último año y medio». El título del evento, que se hizo en el hotel Hilton, era «Pro Textil 2014. Derribando mitos». Uno de los mitos que, según Sorabilla, existen es que la ropa aquí es cara por culpa de las empresas del sector. Según el presidente de Pro Tejer, del precio de una prenda apenas el 14% va a la cadena textil, mientras que el 35% corresponde a costos de alquiler del local, 24% al desarrollo comercial de la marca y 27% a impuestos. También el economista jefe de la Unión Industrial Argentina, Diego Coatz, se refirió a la alta presión impositiva que enfrenta el sector productivo. Según él, entre 2004 y 2013 pasó de 22% a 31 por ciento. Fuente: La Nación
La industria textil pide más protección
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