La falta de un liderazgo fuerte afecta seriamente a un espacio que se había desacostumbrado al rol de opositor: la bronca con Pichetto en el Senado y la novela por el robo de un despacho en Diputados exponen el desconcierto
No logra hacer pie. El peronismo no termina de aceptar el abrupto cambio que lo llevó de ser el dueño absoluto del poder a mirar la Casa Rosada desde afuera. Y pide a gritos una renovación tras 12 años de dominio kirchnerista. Sin embargo, sufre una división interna que le impide afirmarse como fuerza de oposición.
Las diferencias que hay entre los referentes del Frente para la Victoria y el peronismo tradicional ya son inocultables: se reflejan semanalmente en «cumbres» partidarias protagonizadas por dirigentes que pretenden dar muestras de fortaleza, con fotos simbólicas de alianzas forjadas por necesidad.
Por un lado está La Cámpora, que impulsa una afiliación masiva al PJ con el objetivo de ganar las elecciones que deberían realizarse antes de mayo, para evitar que se venzan los plazos legales y el gobierno nacional pueda -a través de la Justicia- intervenir el PJ.
Por el otro aparece el peronismo federal que tiene como referente a Juan Manuel Urtubey, quien cree que el tiempo del kirchnerismo ya se agotó y ayer postuló a José Luis Gioja como candidato a la conducción del justicialismo. La elección fue estratégica: el gobernador de Salta cree que la figura del sanjuanino generaría más consenso que ninguna y podría evitar el quiebre partidario.
De reojo mira un grupo de intendentes pejotistas que busca la renovación y se quiere hacer fuerte en bloque: la primera prueba la dio en la legislatura bonaerense, donde intervino para evitar que los legisladores del FpV siguieran trabando el presupuesto de la Provincia. Está por verse a quién apoyarán en la interna o si tendrán el tiempo necesario para forjar una opción propia.
El efecto en el Congreso
El gran problema es que las discrepancias hacen crujir la unidad de los bloques parlamentarios: en el senado de la Nación hay una división marcada que amenaza con fracturar la bancada que lidera Miguel Ángel Pichetto, quien comenzó a tomar distancia del kirchnerismo (luego de una década de fidelidad absoluta) con severas críticas públicas a la política económica del gobierno anterior.
El ex candidato a gobernador de Río Negro primero desautorizó una carta de 15 senadores del FpV que se expresaron contra los 2035 despidos que el macrismo ordenó en la cámara Alta: «El jefe soy yo», advirtió tras saber que algunos de sus legisladores habían difundido un texto sin consultarlo.
Las diferencias se profundizaron la semana pasada: Pichetto apareció en el canal Todo Noticias (TN) y cuestionó con severidad la labor de Axel Kicillof al frente del ministerio de Economía. La respuesta no tardó en en llegar: un día después, Máximo Kirchner le recordó su floja performance electoral en Río Negro y deslizó que quizá debería dar un paso al costado.
La tensión también afecta al bloque de Diputados del FpV: no todos responden al kirchnerismo duro y lentamente comienzan a observarse distanciamientos como el de Diego Bossio, que se animó a mostrarse con Sergio Massa y Urtubey en Pinamar. Esto provocó que Andrés Larroque advirtiera que le iban a pedir «explicaciones» al diputado que forma parte de la bancada del FpV.
Para colmo, el jueves último se vivió un episodio surrealista que no hace más que reflejar el nerviosismo con el que se mueve el peronismo por estas horas.
Los dirigentes de La Cámpora tomaron (literalmente) un despacho por la fuerza, porque entendieron que le pertenecía a Máximo Kirchner y querían evitar que se lo asignaran a otro legislador que no forma parte del mismo espacio. Luego de un escándalo público, la puerta de la oficina finalmente quedó cerrada con una faja de clausura y permanece custodiada por gente de seguridad.
Claro que el enfrentamiento no es sólo con la gente de Cambiemos: la paranoia es tan grande que se instaló la versión de que en realidad la gente de La Cámpora hizo toda esta movida para evitar que el lugar fuera ocupado por José Luis Gioja, referente del FpV en Diputados, pero con perfil de peronista tradicional. Lo peor (para el PJ) es que la guerra recién empezó…
Fuent > http://www.infobae.com/2016/01/24/1785220-la-interna-del-pj-amenaza-romper-la-unidad-sus-bloques-el-congreso