Muchas son las actividades que se desligan de la música en las diez hectáreas, por demás tranquilas, del aeródromo de Santa María de Punilla, que comnezó a llenarse desde temprano con grupos de amigos y familias en esta segunda jornada de Cosquín Rock, que comenzó pasadas las 15 con shows de Juan Terrenal, Octafonic, Barco y Los Echeverría, en el escenario principal. Uno de los stands que aparece en el predio, hoy nublado y con viento pero no por eso menos caluroso que ayer, es el del Pato Solidario, una asociación civil que alquila patos de ule para una carrera que se desarrollará a fin de año y tendrá un auto 0 Km como premio. El año pasado con lo recaudado de la carrera que se realizó en el río Suquía, se pudo contribuir a la construcción de un hogar para personas en situación de calle. También se encuentra la agencia Córdoba Joven que, además de contar con programas culturales y educativos para adolescentes, este año es el encargado de la tabla de surf, el toro mecánico y la cabina fotográfica, para el esparcimiento de los melómanos. Pero no es la única diversión que presenta Cosquín Rock este año. En el centro del aeródromo se despliega una cancha de futbol pero, a diferencia del tradicional, cada persona de los dos equipos que se enfrentan esta envuelta en un globo inflable. Entre puestos de comida con amplia variedad de comida vegetariana, carne a la parrilla, tacos, menúes más livianos con ensaladas, empanadas, tacos, rabas y pollo frito, también se pueden encontrar la disquería -que tiene material de todas las bandas de la grilla-, la peluquería Rock and Pelu, con sus excéntricos cortes, y la fundación Un Tatuaje por una Sonrisa, que ayuda económicamente a más de 200 familias carenciadas y al sector infantil de oncología del hospital municipal. Como todos los años, en esta edición también está presente el concurso de murales. Sobre una de las tantas paredes del predio, dentro del patio cervecero, los colores llaman la atención de cada persona que pasa por allí: calaveras, un elefante guitarrista, escudos de fútbol, el logo de Cosquín -que diseñado por Rocambole puso en el centro de la escena a los bateristas rockeros-, y el rostro de Pappo, son algunos de las ilustraciones que se pueden ver. Desde ayer, primer día del festival, las remeras y banderas de Callejeros y Don Osvaldo copan el predio e inmortalizan el apoyo de sus fanáticos. Este año, la banda liderada por Pato Fontanet comenzará a tocar en unos minutos y por primera vez, en el escenario principal. Por allí ya pasó Ojos Locos, una sólida banda de rock barrial que sigue conquistando espectadores, y Estelares que interpretó los temas más populares de su repertorio, «Un día perfecto», «Tanta gente», «Rimbaud» y «Doce chicharras», y congregó frente al escenario un gran grupo de fanáticos. Entre tanto en el espacio temático, que hoy tiene como actor central al reggae, vio pasar a Los Chantas, Contravos, con las canciones de su flamante álbum conceptual «La anatomía de la canción», Riddim, El Natty Combo y Black Dalí, que repasó las canciones de su último álbum, «El verbo de fuego». En el espacio Geiser se proyectó el rockumental «Cosquín Rock XV», que narra las vicisitudes quince años de amor por la música, y las bandas Jaque Reina, Viejos Komodines, Blazer y Marilina Bertoldi, mientras que por el Hangar pasaron Casiqueva, Barriales, Nada anda mal, Hojas Vacias, Madre Negra, La Viciosa y Tripper.
La multitud, en el segundo día de Cosquín Rock
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