Mientras la ciencia busca remedios, la gente se pregunta si hay maneras de prevenirse de este flagelo. Médicos de EE.UU. lanzaron una nueva guía para que los especialistas alerten a los pacientes en peligro de un accidente cerebro vascular. Qué factores tener en cuenta a la hora de comenzar a protegerse, lo que no es un imposible.
La Asociación Americana de la Salud y la de Accidente Cerebro Vascular (ACV) consensuaron una nueva guía médica, que difunde los factores de riesgo de esa enfermedad y las estrategias para reducir su incidencia.
El material, que pretende ser una herramienta de consulta para los neurólogos, señaló que en los pacientes con dos o más familiares de primer grado con antecedentes de aneurismas se aconseja hacer un estudio de diagnóstico por imágenes para establecer el riesgo.
Las asociaciones médicas insistieron en que la historia familiar puede ser útil para identificar a personas con mayor posibilidad de sufrir un ACV y, en los hipertensos, recomendó el control de presión de sangre periódico y tratamiento apropiado, incluyendo modificación en estilo de vida y terapia farmacológica para evitar el trastorno.
Los profesionales que elaboraron este trabajo fueron elegidos en base a sus antecedentes por los comités conformados por las organizaciones que estudian el ACV.
El profesor Pedro Lylyk, neurocirujano director médico del Instituto Eneri, de Argentina, precisó que en las guías «se evaluaron pautas para calcular el riesgo de una persona de sufrir un primer ACV y los factores de riesgo fueron clasificados de acuerdo a su potencial de modificación». Los factores de riesgo no modificables del ACV incluyen edad, sexo, bajo peso al nacer, raza/etnia y predisposiciones genéticas.
Respecto a estas últimas, la neuro radióloga Rosana Ceratto dijo que «se considera que puede ser útil obtener la historia familiar para identificar a las personas que pueden tener mayor riesgo de ACV».
En ese sentido, añadió que «es razonable el estudio no invasivo de aneurismas intracraneales, en pacientes con dos o más familiares de primer grado con aneurismas».
Los factores de riesgo modificables incluyen la hipertensión, exposición al humo del cigarrillo, diabetes, fibrilación auricular y cierto tipo de condiciones cardíacas, dislipidemia (alteración en el metabolismo de los lípidos), estenosis (estrechamiento de orificios o conductos) en la arteria carótida, terapia hormonal post menopáusica, dieta pobre, sedentarismo, obesidad y distribución de la grasa corporal.
También existe riesgo de ACV por síndrome metabólico, exceso de consumo de alcohol, abuso de drogas, desorden de respiración durante el sueño y migraña.
En general, los argentinos saben que medirse la presión arterial, pesarse o chequearse el colesterol previene diversas enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, desconocen que tomarse el pulso también puede salvarles la vida.
La población que padece de fibrilación auricular (FA), la anomalía sostenida más común del ritmo cardiaco, tiene un riesgo de sufrir un ACV cinco veces mayor en comparación con la población normal, según asegura el informe ¿Cómo reducir los accidentes cerebrovasculares en Latinoamérica? presentado por un grupo de especialistas de toda la región en el marco del III Conferencia Latinoamericana de la Sociedad Internacional de Farmacoeconomía.
Tomarse el pulso regularmente puede prevenir un ACV, dado que esta práctica lleva a identificar un pulso irregular y, por ende, una arritmia. La arritmia más frecuente en el adulto es la FA, la cual puede generar la formación de coágulos en el corazón, que si se desprenden, pueden impactar en el cerebro provocando un ACV con consecuencias fatales para los pacientes y sus familiares.