«Estoy muy preocupado. Es exactamente lo que nos temíamos», indicó Hahn a su llegada al Consejo de Ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE), en el que se abordará la situación en Turquía. El comisario austríaco recordó que, tras el levantamiento de un sector de los militares turcos, la UE pidió que las consecuencias estuvieran «en línea con los estándares internacionales del Estado de derecho». «Y lo que vemos no se cumple realmente», apuntó, según la agencia de noticias EFE. Preguntado por si las autoridades turcas están sacando ventaja de la situación, Han respondió: «Al menos, algo así fue preparado». «Las listas, que ya estaban disponibles justo después de este acontecimiento, indican que algo estaba preparado, que en cierto momento tendrían que ser utilizadas», consideró. El ministro turco de Justicia, Bekir Bozdag, informó de que se detuvieron a unas 6.000 personas tras el fallido golpe, de las cuales 2.839 son militares, entre ellos decenas de generales, mientras que más de 2.700 jueces fueron destituidos. «Fuimos los primeros, y yo fui personalmente la primera durante esa trágica noche (del viernes), en decir que las instituciones democráticas tenían que ser protegidas», dijo a su llegada al Consejo la alta representante de la UE para la Política Exterior, Federica Mogherini. En su opinión, «el Estado de derecho tiene que protegerse en el país, no hay excusa para apartar al país de eso». El ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, señaló que «es muy importante, en vistas del golpe fallido, que veamos moderación de todas las partes». El titular francés, Jean-Marc Ayrault, afirmó que «no podemos aceptar que los militares tomen un poder que fue elegido por los ciudadanos, no podemos aceptar la dictadura militar». «Al mismo tiempo, hay que estar vigilantes para que las autoridades turcas no pongan en marcha un sistema político que les aleje de la democracia», dijo. Según Ayrault, «hubo muchos progresos y reformas estos últimos años, el peligro sería volver atrás en cuanto a democracia» y «volver a un sistema autoritario». El ministro belga Didier Reynders consideró que la posibilidad de la vuelta de la pena de muerte en Turquía «supone un problema para la UE» y «no es aceptable». «Reabrir hoy el debate (sobre la pena de muerte) no va a simplificar la relación con la UE», indicó Reynders, que agregó que «ya había cosas que nos preocupaban». Declaró que los países europeos están «muy preocupados» ante esa perspectiva y que es «necesario e indispensable condenar este golpe, pero también actuar de manera proporcional».
La Unión Europea cree que Erdogan tenía preparada una lista de jueces para depurar
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