La muerte no es algo que atemorice a esas personas que, a lo largo de su vida, asesinaron a otras. Así lo demuestran algunas de las últimas palabras pronunciadas por los criminales más sanguinarios antes de ser ejecutados.
Sin duda, el recurso más usado a lo largo de los años para hacerle frente a la muerte por estos asesinos ha sido el sentido del humor. James D. French fue un asesino en serie que, cuando llegó a la silla eléctrica, dijo “¿Cómo sería el titular de esto? Patatas Fritas” (En inglés, sería French Fries, que a su vez podría ser traducido como ‘French- su apellido- se fríe’).
Una broma igual de ocurrente hizo George Appel, que dijo “Bueno, señores, lo que van a ver es una manzana asada” (en inglés, manzana es Apple, que tiene una pronunciación similar al apellido del ejecutado).
Como Thomas J. Grasso, otros no podían irse a la tumba sin quejarse de su última comida, en la que se permite a los presos que pidan lo que quieran: “No me han puesto Spagguetti-O (un tipo de pasta enlatada que se vende en EEUU). Me pusieron espaguetis normales. Quiero que la prensa sea esto”, dijo antes de que su vida terminase.
Pero también los hay más explícitos, como fue el caso de John Wayne Gacy, que después de haber matado a 33 personas, sus últimas palabras fueron “¡Besadme el trasero!”.
Otros, sin embargo, usaron frases mucho más escalofriantes. Carl Pnazram fue un asesino en serie de la década de los años 30 que antes de ser ahorcado, instó a su verdugo diciéndole: “¡Vamos, malditos bastardos! Podría haber colgado a una docena de personas mientras vosotros perdéis el tiempo”. También podría destacarse la de Alieen Wournos, una mujer que mató a 6 hombres y que antes de morir advirtió: “Regresaré”.
Fuente: http://www.telecinco.es/informativos/espeluznantes-ultimas-palabras-asesinos-ejecutados_0_2117850422.html