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domingo, noviembre 24, 2024
Las nuevas medidas del Gobierno para ajustar la economía sin que se note 2

Las nuevas medidas del Gobierno para ajustar la economía sin que se note

Como esos DT que proclaman orgullosamente que están dispuestos a «morir con su idea», Cristina Kirchner se ha encargado de resistir todas las presiones que apuntan a cambiar los jugadores de su equipo o a variar el esquema de fondo seguido hasta el presente.

Y hoy -cuando vuelven a arreciar versiones de todo tipo sobre modificaciones inminentes de nombres y de políticas-nuevamente crece la probabilidad de una frustración entre aquellos que esperan que con su reaparición se den cambios drásticos y un viraje completo del modelo económico.

Tanto los antecedentes como las señales recientemente enviadas por funcionarios y dirigentes políticos, apuntan a que ni habrá modificaciones abruptas en el equipo ni en el «estilo» de juego.

«No se prevén cambios de gabinete», afirmó categóricamente el ministro de Defensa, Agustín Rossi. El diputado Carlos Kunkel -uno de los que se precian de conocer mucho a la Presidenta- calificó como «absolutamente imposible» que se dé un fuerte viraje en la política económica.

Tanto politólogos como economistas toman en serio estas declaraciones provenientes desde el ámbito K.

«Más que un cambio de rumbo, se va a una profundización de lo actual», afirma el politólogo Rosendo Fraga.

De igual modo opina el influyente economista Ricardo Arriazu, quien cree que «en el corto plazo la posibilidad de una fuerte devaluación es cero».

El economista Enrique Szewach es otro de los que anticipa más de lo mismo: «El Gobierno todavía puede ‘jugar’ a la profundización, con más controles y restricciones cambiarias, más regulaciones y más intervencionismo en los mercados sensibles».

«Puede vaciar aun más al Banco Central», agrega, no sin antes advertir que «la ‘profundización’ lleva inexorablemente a una crisis económica que se dará antes del final de este mandato».

«Fobia» a los megapaquetes
Si algo ha demostrado el kirchnerismo a lo largo de su década de gestión es que siente una profunda aversión al anuncio de planes grandilocuentes que han sido tan característicos de otros tiempos.

¿Por qué? Por la sencilla razón de que los lanzamientos de esos planes implicaban tácitamente un reconocimiento de que las cosas no iban bien.

Y el clásico «paquete de medidas» significaba una apuesta de alto riesgo: si funcionaba, se podía restablecer la confianza y estabilizar la economía… pero si salía mal se caía a un punto peor que el del lanzamiento, con ministros que hacían las veces de «fusibles».

Es por eso que el kirchnerismo siempre ha preferido la adopción de medidas aisladas. Muchas veces sin un anuncio explícito, o bien disimulando iniciativas restrictivas bajo la apariencia de controles burocráticos.

Es en este marco en el que los analistas creen que los cambios ni serán tan radicales (que puedan ser interpretados como que el Gobierno cedió a una presión externa) ni tan anodinos (como para pensar que habrá una continuidad invariable de la situación actual).

«El piloto automático no es una alternativa factible», indica el influyente economista Miguel Angel Broda.

Paquete invisible
En definitiva, lo que más probabilidades de ocurrencia tiene en estos días de ansiedad por cambios económicos es algo así como un «plan invisible».

Habrá medidas sin grandes anuncios. Mucho menos, una aceptación explícita de cambio de rumbo. Algunos componentes de este cambio ya están en curso mientras que otros siguen en estudio, a la espera de que la Presidenta dé su aprobación.

Todos tienen como denominador común el intento de atenuar la acelerada pérdida de reservas -que ya perforaron el piso de los u$s33.000 millones- y el de evitar un estancamiento de la economía.

Entre los ítems que componen el «paquete de medidas invisible» figuran:

1. Dólar (suba más acelerada)
Aceleración del ritmo devaluatorio para recuperar competitividad. El deslizamiento del valor oficial ha atravesado fuertes cambios de velocidad en el año.

Sin embargo, hay ciertos patrones que permiten predecir la conducta del Banco Central. Por ejemplo, la entidad acelera la suba cuando observa una mayor devaluación del real brasileño (ver infografía).

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Sobre mediados de 2013, la divisa empezó a ganarle a la inflación, lo que representó un gran cambio después de muchos años, si bien luego se moderó sobre la fecha electoral. Ahora el alza se aceleró de nuevo, lo cual lleva la tasa devaluatoria a una proyección anualizada cercana al 40%.

2. Subsidios a servicios públicos (quita gradual)
Es uno de los puntos más reclamados por los economistas pero, a su vez, el que más temor genera en el Gobierno, por el mayor riesgo de aumento del malhumor social.

Se presume que habrá una continuación del plan suspendido hace dos años, por el cual se reduce el beneficio a los sectores de ingresos medio-altos.

3. Crédito externo (más financiamiento e inversiones)
La negociación con el Club de París para retomar el pago de la deuda por u$s9.000 millones es uno de los gestos del Gobierno en su intento por acercarse a los mercados internacionales.

Esto reabriría la posibilidad de obtener crédito externo y, además, facilitaría la llegada de inversiones privadas, europeas y japonesas, que hoy no pueden contar con avales.

4. Organismo internacionales (ingreso de dólares)
El uso de las líneas crediticias del Banco Mundial quedan nuevamente disponibles tras el acuerdo de pago a las empresas que le ganaron juicios a la Argentina en el tribunal del CIADI.

Esto permite el ingreso de u$s3.000 millones, de los cuales un neto de u$s700 millones puede entrar al país.

5. Empresas («tercerizar» problema de falta de dólares)
La administración K ya avanzó en restringir el financiamiento en el sistema bancario argentino de grandes exportadores que requieren de líneas crediticias.

La medida ya se dictó para las cerealeras y se presume que podría extenderse a otros sectores, como el automotriz.

De esta forma, se fuerza a las compañías a pedir dólares en sus casas matrices o en el mercado internacional, en una especie de «tercerización» del endeudamiento externo.

6. Inversiones (con tipo de cambio más alto)
Se apunta a que los títulos Baade sirvan como «puente» para captar mayores desembolsos.

El gran punto aún no resuelto -y sujeto a la decisión de Cristina- es si se permitirá un mercado secundario en el que las compañías puedan vender este título y reciban un tipo de cambio más alto que el oficial y cercano al blue.

7. Créditos al consumo (menor encarecimiento)
El Gobierno tendrá una mayor intervención en el ámbito del crédito, de forma de evitar que las tasas de interés -que vienen en franco ascenso- lleguen a un nivel en el que se encarezcan demasiado los préstamos y atenten contra el consumo y nivel de actividad.

Una señal en ese sentido ya se dio cuando se les permitió a los bancos usar Lebacs -en vez de efectivo- como garantía de los créditos del bicentenario.

8. Subsidio al lujo (moderar compra de 0km importados)
El equipo económico evalúa restricciones a la compra de autos importados, un rubro que puede ser considerado menor en cuanto a las divisas que le cuesta al país, pero que le implica un alto costo político, por el traspaso de recursos hacia el sector de mayor ingreso económico.

La primera parte de esta restricción ya empezó, con cambios burocráticos que apuntar a acotar las compras. Quienes busquen adquirir un vehículo de más de $350.000 (u$s58.000) ahora deberán presentar una «pila» de información.

Además, tendrán que consignar el origen de los fondos y demostrar que cuentan con los pesos suficientes (para así «taponar» el beneficio de quienes llevan sus dólares al circuito blue y se hacen de más moneda local, lo que termina traduciéndose en un significativo descuento).

9. Turismo (achicar la fuga de dólares)
En el centro de todas las especulaciones figuran las restricciones al turismo, que implican un saldo negativo anual de u$s9.000 millones.

También en este punto será Cristina quien defina la forma en la que el Gobierno tratará de moderar el drenaje de divisas. Es decir, si mediante un desdoblamiento formal (con un nuevo dólar turista) o mediante mayores cargos al uso de tarjetas de crédito y a la actividad turística.

Lo que viene y lo que falta
Algunas de estas medidas ya están siendo objeto de críticas. Como la de la prohibición de prefinanciar exportaciones. Al respecto, la consultora Ledesma advierte que «afectará la rentabilidad de una de las pocas fuentes genuinas de divisas».

Peor aun, afirma que la peor parte no recaerá sobre los grandes exportadores sino sobre los pequeños productores.

«Lo que ocurrirá es que los exportadores cargarán esos mayores costos al precio que están dispuestos a pagar por la producción local. En consecuencia, quien terminará siendo el más afectado será el eslabón más débil de la cadena agroindustrial».

En cuanto al eventual desdoblamiento cambiario, también hay objeciones: «La medida difícilmente ayude a detener la sangría de reservas», argumenta el analista Federico Muñoz, quien pronostica que traerá inevitablemente aparejado un alza del dólar blue.

Y este encarecimiento del billete informal conlleva serias consecuencias incluso para el propio Gobierno: «Cuanto mayor sea la brecha, mayor el incentivo a sobrefacturar importaciones, subfacturar exportaciones y menor el interés de los sojeros por vender la cosecha», sostiene Muñoz.

«Un desdoblamiento no sería más que un impuesto adicional al campo. Siempre terminó con un gran problema, pero por un año le da al Gobierno ganancias fiscales, devaluación de las reservas e ingresos al Tesoro por la vía del Banco Central», señala Arriazu.

La mayor duda respecto de este «paquete invisible» no reside tanto en la eficiencia de sus medidas, sino en los temas que siguen sin solución a la vista: la pérdida de competitividad de la economía, la caída de la inversión y la alta inflación.

Esto es lo que lleva a la mayoría de los analistas a pensar que, en definitiva, lo que se viene no es un cambio de rumbo, sino el intento de ganar tiempo para que las inconsistencias no deriven en una crisis aguda.

«Si se opta por ‘profundizar el modelo’ la economía no crecerá y aumentarán la brecha cambiaria y la inflación, perfilando así un típico cuadro de estanflación», advierte el economista Juan José Llach.

«Lo que va a seguir es una etapa de parches con aprietes», afirma el economista José Luis Espert.

Es en este marco en el que el mercado irá absorbiendo los efectos del «paquete invisible».

No por casualidad, una de las palabras que más se ha escuchado en los últimos días ha sido «maquillaje».Y no precisamente para hacer referencia al que usará Cristina para su reaparición.

Fuente > http://www.iprofesional.com/notas/174596-Paquete-invisible-el-conjunto-de-medidas-del-Gobierno-para-ajustar-la-economa-sin-que-se-note

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