Se verá tanto en Argentina como en otros países de América Latina, por el canal de cable Space. Esta miniserie de ocho capítulos continúa la historia de “Kryptonita” durante 12 horas “muy vertiginosas”, que toman como base algunos capítulos de la novela de Oyola que no aparecían en la película y que aquí funcionan como una suerte de flash backs que narran, entre otras cosas, el origen de El Federico, el personaje de Pablo Rago, y de Juan Raro, otro extraño “héroe” encarnado por el músico y cantante Carca. La historia de “Kryptonita” se desarrollaba en un hospital bonaerense donde un doctor y su enfermera, que trabajan por la noche, reciben a un grupo de delincuentes que traen a su líder -conocido por todos como Nafta Súper- herido e inconsciente, mientras que la policía rodea el lugar y amenaza con entrar para matarlos. “Varios de los capítulos siguen la actualidad de cada personaje en su vida solitaria, después de la gran dispersión de los miembros de la banda de Nafta Súper que se producía al final de la película”, afirmó Loreti en diálogo con Télam, en una pausa del rodaje de esta producción protagonizada además de Rago y Carca por Juan Palomino, Jazmín Stuart, Lautaro Delgado, Diego Cremonesi y Diego Capusotto, entre otros. Acodado frente a un monitor, Loreti repasa algunas tomas de la sangrienta escena de torturas que acaba de filmar en una pequeña sala fría, húmeda y oscura de la Cooperativa Alcoyana, la vieja fábrica de tejidos ubicada en la localidad bonaerense de Munro, que hoy se encuentra abandonada y en ruinas, y sólo funciona como set cinematográfico después de haber quebrado durante la oleada neoliberal de los años ’90. “Varios de los capítulos siguen la actualidad de cada personaje en su vida solitaria, después de la gran dispersión de los miembros de la banda de Nafta Súper que se producía al final de la película” Allí, El Federico logra zafar de sus ataduras y reducir a golpes a uno de los desquiciados que componen un grupo contrario al de Nafta Súper, una organización delictiva con nexos con el narcotráfico y policías corruptos, que actúa de manera despiadada y sádica, al peor estilo de las “maras” centroamericanas y que tiene como integrantes a seres perversos como El vidrio, un violador de niños encarnado por Peto Menahem. En otro sector de esa fábrica abandonada, más específicamente donde funcionaban las oficinas comerciales de la empresa, Loreti y su equipo ambientaron una comisaría -en la que incluso podían leerse carteles de “buscado” con el rostro de Carca y recortes periodísticos que daban cuenta sobre los delitos de la banda de Nafta Súper- y un consultorio en el que el personaje de Capusotto se trataba con una psicóloga interpretada por Luisana Lopilato. “La trama es más policial. Todo transcurre atrás de una historia de conspiración policial. Cada capítulo tiene su personalidad y va en un crescendo hasta el final, que es mucho más violento. Pero siempre con una estética cómic”, explicó Loreti, que filmó cada episodio con una estética propia -policial negro, realismo sucio, policial rural o terror al estilo de Darío Argento- “para que sea más divertido y no sepas nunca qué va a pasar”. Entre cables, trípodes, luces y monitores, junto a puntas y armas tumberas, un lanzagranadas y un fusil AK47, entre otros elementos de FX y maquillaje, Loreti señaló que en la serie explora “el género de terror de modo tangencial, pero es la primera vez que lo hago a pesar de mis gustos por el género. La serie explora más el fantástico, porque la historia se hace cargo de que lo sobrenatural existe”. “La serie es mucho más demente que la película, porque se mete más en el mundo de cada personaje. Nos hacemos cargo de que lo fantástico es real. En la película eso estaba sugerido y había la duda de que podía no ser real”, aclaró. “Además, los malos son personajes más pesadillescos y encarnan la maldad de modo más sobrenatural, metiéndose con miedos mucho más básicos. Eso se debe a que Space es un canal con un perfil un
Llega «Nafta Súper», la serie que reúne de nuevo a los superhéroes de «Kryptonita»
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