Leonor Peralta vive una historia de película, dramática y conmovedora. Busca a su hijo hace 17 años, desde que en enero de 1996 su pequeño hijo de 3 años fue raptado de un balneario en la provincia de Tucumán. Pero hace pocos días, cuando nadie lo esperaba, una ciudadana estadounidense se comunicó con la familia del chico, actualmente de 21 años, y les aseguró que está vivo y reside en aquel país con otra identidad. «Mi corazón dice que estoy cerca», confesó Leonor a Diario Popular: «Necesito que me ayuden. No confío en la justicia. Pero tengo la esperanza de que todo esto que pasó en la última semana me conduzca a mi hijito. Pasé por muchas situaciones, de llamados y pistas que no llegaban a nada. Creo que esto es distinto. Tal vez me puedan ayudar el FBI, la Embajada de Estados Unidos, la Interpol o la organizaciones que buscan personas desaparecidas». Su hijo fue bautizado como Duilio Nahuel Fernández. El 1º de enero de 1996 fue junto a sus padres y hermanos al balneario Las Salinas, en San Miguel de Tucumán. El caso tuvo repercusión nacional, pero el hallazgo de un cuerpo a 108 días de la desaparición derribó la posibilidad de avanzar en la investigación. «Cuando encontraron ese cadáver a la vera del río se pensó que era Duilio. En realidad la investigación lo creyó de esa manera. Yo nunca lo creí. Me decían que era él, porque se trataba de una criatura de esa edad. Yo les respondía que mi corazón decía otra cosa, que no era mi niño. Se tardó un año en confirmar, mediante pruebas genéticas en el Hospital Durand, que esos restos no pertenecían a Duilio. Para peor, un estudio reveló que se trataba de una niña, que aún está enterrada como NN», relató la mujer. Fue entonces cuando la carátula de «averiguación de paradero» pasó a denominarse en ese primer año posterior a la desaparición «muerte dudosa», pero luego de los análisis científicos, todo retornó al principio. «A esa altura ya era prácticamente imposible remontar el tiempo que se había perdido», dijo María Ester Cohen Rúa, titular de la Comisión Esperanza, que colabora en la búsqueda desde el origen del caso. «Igual se siguió luchando. La familia jamás bajó los brazos», explicó. Leonor y su familia siguieron difundiendo el rostro de Duilio, sin bajar los brazos en esta intensa búsqueda. «La fundación PIBE nos hizo una progresión de su carita. Así que tenemos su imagen como si tuviera 7 años. Seguimos publicando eso, por todos lados, en cualquier espacio que tenemos. La esperanza no la perdimos jamás. Sabíamos que a Duilio lo habían raptado», dijo la madre del hoy adolescente. Gracias a Internet, la difusión de la cara de su hijo, hizo que un día recibiera un llamado clave. Fue el de Vikki Cousin, tal como figura en su perfil de Facebook, quien se contactó por la red social con Andrea Fernández (prima de Leonor). «Se trata de una mujer norteamericana, que vive en el estado de Washington. Vio la foto modificada de Duilio y se contactó con mi prima a través de Facebook. Le dijo que en 2003 mi hijo estuvo viviendo en su ciudad con una mujer. Que había sospechas de que el nene no era suyo. Y que luego desapareció. Tiene el nombre de la señora y también del niño que la acompañaba, que se llama David», explicó la madre biológica del chico. «Le hicimos muchísimas preguntas. Nos habló de un colegio puntual, porque allí iba su hijo. Nos dio características del nene, de la mujer. Sabe los nombres y que viven en una casa rodante. Dice que hizo llamados a Interpol y al FBI, pero no tuvo respuesta», relató la mujer sobre los llamados telefónicos con la testigo. Además, según contó Peralta, la mujer “está dispuesta a colaborar con la justicia. Yo creo que sabe más de lo que dice. Pero necesitamos ayuda, de todos. No me quiero ilusionar, pero de verdad siento que esta vez puede haber algo concreto. Desde que esta mujer apareció, y fuimos averiguando detalles, mi corazón no para de latir. Ojalá investiguen a fondo, como nunca lo hicieron”.
Lo raptaron hace 17 años y ahora se enteró que su hijo vive en Estados Unidos
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