Por: Valeria Chavez vchavez@infobae.com
La clásica caesar, de lechuga, pollo, queso parmesano y croutons aporta 390 calorías, al igual que una porción de ravioles de ricota con salsa fileto. Una especialista explicó a Infobae por qué no es cierto que deban eliminarse las pastas de un plan alimentario para adelgazar
La dieta proteica que demoniza los hidratos de carbono. La hipocalórica que elimina de la faz de la tierra todo tipo de azúcar. El polémico plan alimentario que propone adelgazar comiendo grasas. De un tiempo a esta parte, pareciera que la idea más revolucionaria es la que más adeptos gana, si de perder peso se trata.
Cuando, en realidad, consiste ni más ni menos que en usar la lógica. Gastar más energía que la que se consume es la clave. De ese modo, nada (¡nada!) queda prohibido en la dieta diaria.
La médica especialista en Nutrición Mónica Katz opinó en diálogo con Infobae que «hoy asistimos a un proceso de demonización de grupos enteros de alimentos, uno de ellos son las pastas».
«El mito que elimina las pastas de un plan alimentario para perder peso posee varias explicaciones, la mayoría de las mismas alejadas de la ciencia», consideró la directora de la especialidad en la Universidad Favaloro.
Para ella, «lo cierto es que la ganancia de peso depende del balance positivo de energía: que se coma más de lo que se gasta en actividad física, más allá de qué composición tenga la dieta, es decir si es más rica en carbohidratos o grasas».
Así, resulta clave aclarar que «los carbohidratos aportan las mismas calorías que las proteínas» (4 calorías por gramo) y menos calorías que la grasa (9 calorías/gramo) y que el alcohol (7 calorías/gramo). «Por eso -insistió- las dietas ricas en carbohidratos precisamente tienen una densidad energética comparativamente menor a las elevadas en grasas».
«Existen creencias erróneas nutricionales muy arraigadas que se convirtieron en mitos complejos de erradicar»
Tras asegurar que poco importa quién está detrás del mensaje, si se trata de un experto en nutrición o un gurú de turno, Katz opinó que «la información mata a la información y es así que las personas somos prisioneras de un quantum de datos hipertróficos e hiperplásicos que esconden la verdad más creíble: la científica».
Existen creencias erróneas nutricionales muy arraigadas que se convirtieron en mitos muy complejos de erradicar. «Es por eso que vale la pena realizar la comparación del contenido calórico de alimentos o menús que la gente consume cuando desea perder peso y otros, que siendo equivalentes o mejores opciones, poseen ‘mala prensa’ más allá de la evidencia científica», destacó la especialista.
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Así, será interesante conocer que:
– Un plato de fideos (100 gramos) con salsa fileto y queso aporta 380 calorías
– Una taza (125 gramos) de ravioles de ricota con salsa fileto tiene 390 calorías
– Una porción de lasagna de espinaca y ricota con salsa fileto proporciona 380 calorías
– Una milanesa con arroz brinda 610 calorías
– 1⁄4 de pollo con papas, 500 calorías
– Un plato de ensalada caesar aporta 390 calorías
– Dos porciones pizza napolitana tienen 440 calorías
– Dos hamburguesas con ensalada aportan 370 calorías
Para finalizar, Katz hizo hincapié en la para nada despreciable cuestión del placer. «Existen otros beneficios adicionales en el consumo de pastas: se trata de efectos en el comportamiento como elevada saciación y saciedad, aumento de los valores de serotonina -neurotransmisor asociado al buen humor y control de impulsos- y sobre todo, placer. El placer no es un extra cuando hablamos de nutrición, es el eje de nuestras decisiones».