Los estudios sobre femicidios, directos y vinculados, indican que cada mes resultan asesinadas 24 personas en este tipo de episodios, lo que incluye mujeres, pero también sus hijos, parejas actuales de las víctimas, parientes, amigos o vecinos. En un estudio realizado por el Observatorio de Femicidios «Marisel Zambrano», organismo dependiente de La Casa del Encuentro, se indicó que desde 2008 hasta 2015 se registraron 2.300 asesinatos relacionados con ataques femicidas. Según publicó Diario Popular, al discriminar los datos, se sabe que 2.094 víctimas fueron mujeres y niñas, y 206 resultaron varones adultos y niños. En marzo pasado, la directora de La Casa del Encuentro, Ada Rico, presentó el informe con los datos de 2015, en el marco de una investigación que contó con el apoyo de la Fundación Avón y la Dirección de Fortalecimiento de la Sociedad Civil del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano. Allí, se conoció que en el último año los femicidios y femicidios vinculados de mujeres y niñas fueron 286, mientras que los femicidios vinculados de varones adultos y niños fueron 43. Esos 329 hechos indican que el promedio mensual del año pasado fue de 27 crímenes por ataques femicidas, superior a los 24 que surgen al analizar las cifras completas desde 2008, lo que permite sospechar de un agravamiento de la problemática. El múltiple crimen de Necochea dejó al descubierto una consecuencia colateral de los femicidios: las víctimas que intentan repeler las agresiones o están en la «línea de fuego». El plan femicida de Roberto Vecino, en Necochea, tuvo como primer objetivo fue su ex esposa María Curuchet. Pero una vez logrado, tres hijos y un vecino quedaron en lo que se denomina «la línea de fuego» de los asesinos machistas. Se trata de personas que intentan impedir los hechos, reaccionan verbalmente o simplemente están cerca cuando son cometidos. El término «femicidio vinculado» es un concepto desarrollado por el propio Observatorio de Femicidios Marisel Zambrano, resaltando que «forman parte de las acciones del femicida, para consumar su fin, que es matar, pero al mismo tiempo castigar o destruir psíquicamente a la mujer sobre la cual ejerce la dominación». Desde La Casa del Encuentro, Rico y su equipo vienen trabajando especialmente sobre la situación de los femicidios vinculados, precisando que «la realidad es que quedan un poco tapados por la difusión de los femicidios, pero no son casos aislados». “Esta estadística no existe en ningún país latinoamericano, porque aún no se toma la magnitud que merece. Pero la base de estos crímenes es la misma, porque el agresor continúa considerando a la mujer de su propiedad, y así puede llegar a cometer estos homicidios contra personas que intentan defender a la víctima, lo que llamamos línea de fuego que es el momento del ataque, o también como una forma de venganza perpetua, porque muchas veces la mujer sigue con vida y debe continuar con el dolor del ser querido», explicó la experta. Aunque el episodio en Necochea «sorprendió» a toda la localidad, algunos datos sobre la previa de la masacre machista permiten saber que existían alertas que no fueron escuchados. De hecho, dos de los hijos sobrevivientes de Curuchet, Daniela y Gustavo, contaron que el agresor era violento al extremo. Aún así, nunca se había registrado una denuncia en sede policial o judicial, situación que se repite en miles de hogares, revelando la necesidad de reforzar el rol y la presencia de las organizaciones gubernamentales para captar esas alarmas y así lograr que las víctimas puedan saltar el cerco del miedo impuesto por el varón.
Los ataques femicidas provocan 24 asesinatos al mes
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