Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos en 2017, South Park adoptó un enfoque inusual al apartarse de la política en sus tramas. Este cambio, sin embargo, ha dado un giro inesperado en su última temporada, marcando una nueva etapa en la historia de la icónica serie de animación.

La Sátira en la Era Trump

Trey Parker, co-creador de South Park, expresó que la sátira se tornó complicada en un periodo donde la realidad resultaba más absurda que sus mejores chistes. “Hicimos lo posible por satirizar lo que sucedía, pero la vida real superaba nuestras expectativas”, explicó Parker.

Sin embargo, en la veintisieteava temporada, Parker y Stone decidieron abordar nuevamente la política, motivados por el creciente interés del público en estos temas. “No nos hemos vuelto más políticos, simplemente la política ha captado la atención de todos”, resumió Parker en una reciente entrevista con The New York Times.

El Despertar del Humor Censurado

Durante estos años, la figura de Trump se convirtió en un tabú; Parker y Stone no pudieron resistir la tentación de explorar este terreno. “Si esa es la zona de confort, debemos entrar por ella”, comentó Stone, refiriéndose a la interacción entre Trump y los medios de comunicación.

Desde el estreno de la nueva temporada, la figura de Trump ha sido caricaturizada, convirtiéndose en el principal blanco del humor. En uno de los episodios, se le representa en un romance con Satanás, un personaje emblemático de la serie. Este retrato, que insinúa aspectos personales de Trump, ha generado fricciones con su administración, que solicitó censurar ciertas partes; sin embargo, los creadores se negaron.

Reacciones de la Administración Trump

El portavoz de Trump, Taylor Rogers, descalificó la serie argumentando que llevaba años sin ser relevante. “South Park se sostiene por la atención que busca, no por su contenido”, aseguró Rogers. Este tipo de comentarios evidencian la tensión entre la serie y la administración del expresidente.

Tensiones y Contratos Millonarios

La controversia surgió justo cuando South Park firmaba un contrato de cinco años valorado en 1.500 millones de dólares con Paramount. En medio de esta situación, los creadores defendieron su enfoque firme hacia la humorística libertad de expresión, sin concesiones ni control.

A medida que los contextos políticos se transformaban, South Park encontró nuevas formas de desafiar la comedia convencional y adentrarse en el terreno del humor político. Este regreso a los orígenes podría marcar un hito interesante en la evolución de la serie.