En los últimos años, el póker ha ganado reconocimiento y popularidad, y ha podido demostrar con la ayuda de la Federación Internacional de Póker que no se trata de un mero juego de azar. El póker es considerado un juego mental y de habilidad, que requiere estrategia, observación, práctica y experiencia en el juego.
Errores frecuentes de los jugadores amateurs
Profesionales como Ed Miller, renombrado teórico del póker, afirman que la diferencia entre los jugadores amateurs y profesionales no es solo la maestría en el juego, sino que conciben el juego de manera diferente.
Algunos errores frecuentes que evitar al jugar al póker son:
- Simplificar el juego.
Los jugadores principiantes tienden a simplificar el juego y, a la hora de hacer una lectura, se centran en una sola mano. Los profesionales se centran más en grupos de manos y en rangos que encajan en el desarrollo de la mano, saben que es muy difícil averiguar la mano concreta que lleva un rival con tan poca información.
- Malinterpretar o sobrevalorar la mano.
Es común entre los amateurs sobrevalorar las cartas en la mano recibida y dar demasiado valor a las figuras, cuando estas tienen un valor relativo. Malinterpretar el juego del rival y nuestra propia mano puede ser un error que lamentaremos después, al descubrir que nuestras cartas no son tan buenas como creíamos.
- Optar por un juego pasivo.
Una mano ganadora requiere cierta agresividad en el póker, saber cuándo apostar, cuándo arriesgarse. Si por miedo, para evitar posibles pérdidas, se opta por un juego pasivo, será más fácil que los rivales puedan leer nuestro juego de forma correcta, y además cuando ganemos, ganaremos una cantidad menor.
- Dejarse llevar por las emociones.
El póker requiere control, no dejarse llevar por las emociones en el juego, que pueden salir muy caras. Asimismo, premia la tenacidad y la paciencia. Es recomendable dejar de lado los sentimientos de revancha tras una pérdida y no dejar que el ego influya nuestras decisiones.
- Mala gestión del fondo o bankroll
No administrar el fondo de juego de manera adecuada suele resultar en nuestro fracaso. Jugar a un nivel superior a nuestras posibilidades suele inducir miedo y afectar directamente a nuestro juego, algo que no ocurre si estamos respaldados económicamente. Además, otros jugadores nos percibirán como más vulnerables y harán uso de ello en su juego. Es preferible comenzar con partidas con límite bajo e ir subiendo de nivel a medida que adquirimos práctica y ganancias.
- Depender demasiado de la intuición
Los buenos jugadores no confían tanto en la suerte, o meramente en la intuición. A nivel principiante, la intuición aún no está debidamente desarrollada en el juego, y es más recomendable centrar toda energía y reflexión en descifrar cuál es el juego correcto o incorrecto.
- Ser predecibles.
En el juego del póker, como en muchos otros ámbitos, la información es poder. Si nos ceñimos tanto a las reglas de manual que nuestro juego resulta predecible, estamos dando una ventaja al oponente. La flexibilidad en el juego es primordial.
- El farol
Un error que los principiantes cometen es intentar ir de farol. Es algo que requiere maestría en el juego, ser capaz de leer y reconocer las cartas de sus adversarios y predecir sus movimientos, algo a lo que los principiantes todavía no llegan. Un farol que sale mal es una experiencia bastante negativa.
- Errores de técnica
El desconocimiento de las reglas nos pasará factura y dejará en mal lugar. Los jugadores más experimentados reconocerán estos errores y los utilizarán para su propia ventaja. Por eso, es vital conocer en profundidad el juego y tener claro los valores de las cartas y posibles combinaciones.
¿Cuál es el punto de vista de los profesionales?
Los jugadores experimentados y profesionales tienen una visión distinta del juego que los distingue de los jugadores recreacionales.
Como decía Doyle Brunson, ya retirado, el póker no consiste en ganar o perder, sino en la toma constante de decisiones adecuadas. Cuantos menos errores cometamos, más decisiones correctas podremos tomar.
Ed Miller además asegura que los profesionales son más moderados a la hora de sacar conclusiones sobre el juego de sus oponentes, mientras que los jugadores ocasionales imaginan extrañas conclusiones y estrategias de juego después de tan solo una sesión, en lugar de centrarse en mejorar su propio juego.
La práctica hace al experto
¿Cómo consiguen los profesionales la maestría en el juego y llegar a lo más alto en el mundo del póker? Sin duda, todo profesional ha sido alguna vez un jugador principiante que ha cometido errores. Lo imprescindible es aprender de ellos, y utilizarlos de forma positiva para mejorar nuestro juego y nuestra estrategia.
Los errores nos hacen mejorar, aprender y construir poco a poco nuestra experiencia en el juego. Equivocarnos, incluso más que ganar la partida, nos convierte en los jugadores que somos y que llegaremos a ser. Si podemos tener la ventaja de aprender de los errores que cometen los demás, además de los propios, porque como decía Eleanor Roosevelt «no viviremos lo suficiente como para cometerlos todos», eso que llevamos ganado.