Los padres de uno de los nenes muertos en la heladera que él cartoneó: Soñé que me llamaba a gritos
Juan Vicente es cartonero. Hace unos días, en una de sus recorridas por Quilmes, encontró una vieja heladera Siam abandonada. La cargó en su carro y se la llevó a su casa, un rancho de chapa ubicado en el humilde barrio de Villa Luján, cerca de la autopista Buenos Aires-La Plata. Pensaba venderla como chatarra «a 50 o 60 mangos» para darles de comer a sus cuatro chicos. PUBLICIDAD inRead invented by Teads Lo que Juan nunca se imaginó es que esa heladera marrón iba a terminar siendo una trampa mortal para Tiziano, su hijo de 5 años, y su primo Kevin García, de 4, quienes ayer por la tarde aparecieron encerrados sin vida dentro del viejo electrodoméstico. Los menores habían sido vistos por última vez por Soledad, la madre de Tiziano, cuando por la mañana salieron de su casa en una bicicleta. La mujer y su marido salieron entonces a hacer trámites para su hijo, que tenía una leve discapacidad, en la secretaría de Desarrollo Social del municipio de Quilmes. «Volvimos a las 10.40 y los nenes no estaban. Pensamos que jugarían por el barrio, como siempre lo hacían. Toda la familia vive acá cerca. Me tiré a dormir un rato y cuando me levanté a las 13 seguían sin aparecer. Ahí me preocupé», dijo Juan frente a los medios en la puerta de la comisaría 1° de Quilmes. Los familiares, desesperados, dieron entonces aviso a la Policía y salieron a buscar a los dos menores «por un bañado y por el río». Recién pasadas las 19 a un policía se le ocurrió abrir la heladera, que estaba tirada de canto en el patio de la casa ubicada en la esquina de Syerra y Delgado, donde Juan apila los cartones y fierros que encuentra en la calle. Y ahí sí, el horror. «La heladera se abre sólo de afuera. ¿Qué me iba a dar cuenta de que estaban ahí adentro? Yo lo primero que pensé es que a Tiziano me lo habían secuestrado», agregó Vicente, visiblemente conmovido. A su lado, María Soledad, su esposa, dijo llorando: «Mi hijo era la adoración de mi vida. Mi corazón está partido en mil pedazos. Nunca se va a ir el vacío que tengo. Anoche soñé que él me llamaba a gritos, me desperté y no estaba en su cama. Me quiero morir». Si bien este mediodía todo parecía indicar que se trató de un accidente y que los chicos se encerraron en la heladera jugando (el primer informe forense arrojó que murieron asfixiados por el encierro y que no presentaban lesiones), los padres pidieron que se investigue la posibilidad de que se haya tratado de un doble homicidio. «Ellos son muy chiquitos para cerrar la puerta de la heladera. Mi nene tiene 4 años y es re flaquito. ¿Cómo va a levantar una puerta tan pesada, si estaba de canto? Si alguien cometió el error de encerrarlos, que pague», dijo la mamá de Kevin. Además de reclamar que se esclarezca el caso, los padres de los chicos pidieron ayuda económica para solventar los gastos del sepelio. Según le confirmaron a Clarín fuentes del municipio, la secretaría de Desarrollo Social se ocupó de conseguir los dos cajones y una sala velatoria para que los familiares puedan despedir a los menores. Además, pusieron a disposición una ambulancia y un equipo de psicólogos y trabajadores sociales para brindarles apoyo emocional.