La baja estatura y la longevidad tienen una conexión directa, al menos entre los hombres japoneses, según una investigación basada en el Programa de Corazón de Kuakini Honolulu (HHP) y el Estudio de Envejecimiento en Asia (HAAS). Los varones más bajos son más propensos a contar con más protección del gen de la longevidad –FOXO3–, el cual produce una tendencia a desarrollar un cuerpo más reducido durante la época de crecimiento. Los bajitos también tienen niveles más bajos de insulina y menor propensión a sufrir cáncer. Según Bradley Willcox, uno de los investigadores implicados y Profesor de la Escuela de Medicina Geriátrica John A. Burns de la Universidad of Hawai (UH), dividieron a los individuos que participaron en la investigación en dos grupos: los que medían menos de 1,60 m y los que medían más. Pues bien, vieron que los más pequeños vivían más años. Los más altos, sobre todo si rebasaban el 1,80 m, eran menos longevos. Para Wilcox, «el estudio muestra por primera vez que el tamaño corporal está relacionado con el gen FOXO3. Ya lo habíamos constatado con animales –ratones, mosacas…– en estudios de envejecimiento, pero no en humanos». El estudio Kuakini HHP se inició en 1965 con 8.006 hombres norteamericanos de origen japonés nacidos entre 1900 y 1919 y residentes en Hawai a los que controlaron sus estilos de vida y condiciones de salud a lo largo de los años. Es la única investigación que incluye datos epidemiológicos y clínicos a lo largo de casi 50 años. «Una de las razones por las que Honolulu, capital de Hawai, era perfecta para este estudio, es que este es el estado norteamericano con más índice de longevidad», dice Willcox. Unos 1.200 hombres que habían participado en la investigación vivieron más de 90 años, y aún quedan vivos cerca de 250. Fuente: http://www.catamarcaya.com.ar/2012/index.php?modulo=notas&accion=ver&id=42334
Los petisos viven más años
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