Los congelados se asocian con frecuencia a una peor calidad y a un menor nivel nutricional.
Sin embargo, una zanahoria congelada no tiene por qué ser menos nutritiva que una fresca.
Y si el congelado se hace tal como dictan las autoridades alimentarias, las hortalizas conservan además su sabor y textura.
Aunque procesar un alimento siempre conlleva alguna alteración. La congelación, en concreto, supone la pérdida de algunas de las cualidades organolépticas de los alimentos.
No obstante, si el proceso se realiza de manera adecuada, estas pérdidas son mínimas y apenas se notan.
En la actualidad, se utiliza la técnica de la ultracongelación, descrita por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).
Con ella, según los expertos garantiza un 100% del contenido nutricional.
Los alimentos se congelan lo más rápido posible a temperaturas que alcanzan -40ºC. De esta manera, se conservan las propiedades nutricionales y también las cualidades organolépticas (sabor, textura, color y olor).
En el caso de los alimentos frescos, el trayecto desde su recolección hasta su consumo puede ocasionar importantes deterioros.
Así que, aunque siempre que sea posible los expertos recomiendan consumir alimentos de proximidad, los congelados pueden ser una buena alternativa.
Fuente http://www.bbc.com/mundo/media-36656085
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