La policía brasileña arrestó el viernes al presidente de la mayor compañía de ingeniería y construcción de América Latina, Odebrecht SA, y acusó al conglomerado administrado por su familia de participar de un esquema de sobornos por 2.100 millones de dólares en la petrolera estatal Petrobras. Marcelo Odebrecht ha sido el ejecutivo brasileño más relevante arrestado por el escándalo que se destapó el año pasado. Uno de cuatro hermanos, Odebrecht ha encabezado la empresa en un período dorado para el grupo familiar, desde que reemplazó a su padre Emilio a fines de 2008 durante la crisis financiera global. Su firma esta repartida en 15 divisiones en 21 países. Odebrecht, un ingeniero con estudios de finanzas, convirtió al conglomerado en el mayor empleador privado de Brasil y uno de los cinco grupos privados más grandes del país. El alza del grupo coincidió con los mandatos del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien tuvo como meta transformar a Brasil en una potencia mundial a través de la promoción de conglomerados locales. «El alza de nuevas elites políticas usualmente implica el surgimiento de nuevas elites empresariales, que puede haber sido el caso» de Odebrecht, dijo Alberto Carlos Almeida, director de la consultora política Instituto Análise. Odebrecht ha sido un firme partidario de Lula y de su sucesora Dilma Rousseff, con columnas inequívocas en la prensa, como una de abril de 2013, en que dijo que «Lula hizo lo que los presidentes y ex presidentes de países del Hemisferio Norte hacen cuando ayudan a las empresas de su país a crecer globalmente». Qué significó ese apoyo político, no está claro. Pero el escándalo de la petrolera Petrobras, uno de sus clientes clave desde la década de 1960, ha puesto sus negocios con las empresas estatales bajo un creciente escrutinio. Algunos de los más grandes proyectos de Odebrecht, como la construcción de un puerto en Cuba, fueron financiados con préstamos del banco estatal de desarrollo de Brasil BNDES. Desde que Marcelo Odebrecht asumió, BNDES entregó 5.800 millones de reales (1.870 millones de dólares) en créditos para financiar proyectos en el extranjero. Los fiscales federales han abierto una investigación preliminar sobre si Lula usó su influencia para persuadir a BNDES para que prestara dinero a Odebrecht a tasas menores a las de mercado. Tanto Lula como Odebrecht han negado repetidamente cualquier hecho irregular.
Lula da Silva teme ir preso y Dilma Rousseff podría ser investigada
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