Mauricio Macri encabezó una reunión de Gabinete impensada tras la catástrofe electoral que sufrió el Gobierno en las PASO. Es que entre la multitudinaria «marcha del millón» del sábado y el debate en el que, según entienden en la Casa Rosada, el Presidente se impuso claramente; el clima que rodeó al encuentro fue de optimismo y distensión: hubo duras críticas al candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández; y el pronóstico de que este domingo, en la elección, el mandatario logrará forzar la definición a un balotaje. ¿Sueño o realidad?
Si bien Macri lució contento y conforme por el saldo del debate, fueron los ministros quienes se mostraron más exultantes por su desarrollo y coincidieron que el Presidente se impuso con claridad.
«Lo vi desencajado, agresivo, como si no se sintiera ganador», contó Macri, según se pudo reconstruir con protagonistas del encuentro. La referencia a la actitud de Fernández fue, en especial, por vincular a su padre, Franco Macri, ex titular del grupo Socma y quien murió en marzo, con causas de corrupción, algo que el Presidente le reprochó a su rival en pleno debate.
Por otro lado, Macri también celebró con sus ministros el «éxito» que entiende significó la marcha del sábado. Dijo que el apoyo «fue increíble» y lamentó no haber podido entremezclarse más con la gente como en las recorridas que hizo en la previa.
«Mauricio contó el impacto enorme a nivel emocional que vivió el sábado como argentino en esta rebelión pacífica de millones que se manifestaron en todo el país», aseguró el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien ofició -junto a su par Alejandro Finocchiaro (Educación)- como vocero de la reunión.
El escenario imponente que se vio en la avenida 9 de Julio, con más de 400 mil personas según los cálculos y 800 mil asistentes, según la Policía de la Ciudad, hace pensar a los ministros que incidirá más allá de diciembre, aunque Macri no sea reelecto. «Va a condicionar mucho a aquellos que piensan el post macrismo», dijo un funcionario, y recibió el respaldo inmediato del resto de sus colegas.
Fue a propósito de los interrogantes que se abren en torno a cómo quedará compuesto Cambiemos en caso de que le toque ser oposición y qué hará Macri: en el núcleo más cercano al jefe de Estado aseguran que no tiene pensado irse y que seguirá haciendo política, mientras que en un sector de la alianza oficialista especulan que su tiempo de liderazgo se habrá terminado.
De todos modos, el grueso de los ministros insiste en que la elección no está definida. Dietrich, encargado de la fiscalización y quien prometió que Juntos para el Cambio va a tener «un fiscal por mesa», es uno de ellos. Está en línea con lo que piensa el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que en un clima de optimismo inusual después de la debacle de agosto, dejó su pronóstico de cara al próximo domingo: «No tengo dudas que vamos a ir al balotaje», se envalentonó. No pudo, sin embargo, mostrar ninguna encuesta que así lo refleje.
Precisamente, quienes se muestran más pesimistas en el Gobierno aseguran que es factible que Macri logre crecer en relación a las PASO, pero advierten que es difícil que Alberto Fernández pueda perder puntos. La necesidad numérica para evitar una derrota sin revancha es muy grande.