Madres de niños trans defendieron el derecho de sus hijos de ser quienes sienten que son

Durante una jornada por el Día contra la Homofobia y Transfobia que inauguró el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli, en la Casa de la Cultura, las madres de Luana, «Facha» y Lucas, contaron sus experiencias y pidieron a todos los adultos que «escuchen a los chicos». Ivana Marsili, quien vino desde la localidad entrerriana de Colón para participar de la Cuarta Edición de la Jornada Porteña de Diversidad Sexual, contó a Télam que a los 5 años su hijo Lucas -que nació biológicamente mujer-, «me dijo que él era un nene». Mientras Lucas -que hoy tiene 7 años- correteaba feliz junto a «Facha», otro niño trans, 4 años mayor, Ivana explicó que toda la familia está en proceso de adaptación a la nueva identidad exteriorizada por su hijo, porque «en realidad el tránsito es para nosotros» porque él sigue siendo el mismo. «El cambió su indumentaria y su corte de pelo a lo varón, pero sigue teniendo las mismas actitudes masculinas de siempre», contó su madre. Ivana reconoce que tuvo que «sumergirse en la lectura» para saber que la identidad de género no es una elección -cómo sí lo es la orientación sexual- y que cuando su hasta entonces hija le decía que era un varón, no estaba «eligiendo» sino expresando cómo se percibía a si mismo. «Entonces, cuando yo empecé a llamarlo Lucas, como él me dijo que se llamaba, él inmediatamente empezó a hablar de sí mismo en género masculino y a decir, por ejemplo, ‘esto lo hago yo solito'», dijo. Lucas aceleró su proceso de exteriorización de su identidad real en las últimas vacaciones de verano, y cuando comenzó segundo grado ya lo hizo como varón, para lo cual Ivana tuvo que sobrellevar la resistencia del establecimiento educativo que durante dos meses se negaban a inscribirlo por su nombre porque aún no hizo el cambio de DNI. Y mientras «Facha» le hace upa a Lucas para que pueda verse en uno de los enormes espejos del Salón dorado para que el vidrio refleje sus caritas complacidas, Ivana reconoce que su hijo la enorgulleció por «segunda vez» con su transición. «La primera fue el día que nació, por hacerme mamá, y ahora por segunda vez, porque puede demostrar lo que siente cuando yo misma, como persona adulta, a veces no lo puedo hacer», dijo. Lo primero que cuenta Bárbara, la madre de «Facha», acerca de su hijo es que «quiere ser jugador de fútbol», que es «fanático de Boca» y que su sueño es ver un partido del club de sus amores en la misma Bombonera: la chaqueta azul y oro que viste el nene lo confirma. «Mi experiencia fue ideal», cuenta la mujer, en el convencimiento de que no todas las familias de niños trans consiguen -como «Facha»- la rectificación de su partida de nacimiento en 24 horas y tomar la comunión en el marco de una ceremonia religiosa en la que se respeta su identidad de género autopercibida y su nombre elegido, a pesar de que había empezado el cursillo como nena. Hace dos años, «Facha» se convirtió en primera persona menor de 18 años en conseguir el cambio de género en el DNI sin ningún tipo de controversia, a diferencia de la niña Lulú, la primera, cuyo reclamo necesitó contar con el respaldo de organizaciones sociales y políticas. «Los compañeros de grado se lo tomaron con tanta naturalidad que nos dijeron: ‘¿ustedes no lo sabían (que era un varón)?, ¡nosotros lo sabíamos hace tiempo!'», contó. Según su experiencia, «los primeros indicios los tenes desde el nacimiento». «Vos le comprabas un bebote y el tipo lo rompía y pateaba la cabeza para jugar a la pelota hasta las dos de la mañana. Le hacías un peinado precioso, pero él salía como si fuera Rambo, y para ponerle un vestido había que conseguir una orden judicial», contó. Las dos madres participaron de las jornadas que este año tuvieron como tema «Creciendo en la Diversidad: Niñez y Tercera Edad Trans», cuya primera mesa estuvo dedicada a la infancia trans. En el encuentro, pero a través de un video, estuvo presente en el panel Gabriela Mansilla, la madre de la primer niña trans en el mundo en obtener – a sus cinco años- s