El presidente venezolano, Nicolás Maduro, ordenó este sábado a Estados Unidos, a cuyo Gobierno acusa de conspirar en su contra, reducir de inmediato el alrededor del centenar de funcionarios diplomáticos de su embajada en Caracas a niveles similares a la veintena que mantiene su Gobierno en Washington.
También, y siempre, según destacó, como lo autoriza la Convención de Viena que regula las relaciones diplomáticas, ordenó que cualquier reunión de los diplomáticos estadounidenses deba ser «notificada y autorizada expresamente por el Gobierno de Venezuela».
«Se acabaron las reuniones conspirativas de estos funcionarios», manifestó en un discurso pronunciado en un mitin popular de apoyo a su gestión, transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.
«En primer lugar le he ordenado a la canciller, Delcy Rodríguez, que proceda de inmediato, de acuerdo a la Convención de Viena (…) a revisar, reducir, adecuar y limitar el número de funcionarios (…); ellos tienen 100 funcionarios y nosotros 17 allá. No; términos de igualdad entre los estados» desde ahora, subrayó.
Otra orden impartida apunta a que, asimismo de inmediato, se le solicite visado a cualquier estadounidense que desee entrar en Venezuela y que se cobre por ello la misma cantidad de dinero que Estados Unidos fija para tal fin.
Asimismo y «en reciprocidad», remarcó, a una ley aprobada recientemente en Estados Unidos contra funcionarios venezolanos no identificados -a los que Washington acusa de violar derechos humanos-, se les prohibirá entrar en el país suramericano a un puñado de funcionarios y exfuncionarios estadounidenses.
Además del expresidente George W. Bush, la orden de Maduro afecta a exjefes de la CIA y a congresistas a quienes identificó de » ultraderecha» y tildó de «terroristas», entre ellos Bob Menéndez y Marco Rubio.
«¡No podrán entrar en Venezuela por terroristas. Fuera de Venezuela, terroristas!», exclamó.
Dijo que la canciller explicaría posteriormente dichas decisiones que sobre viajeros implica «que no se le otorgue visas, para que no puedan venir jamás a Venezuela, un conjunto de jefes políticos de Estados Unidos que han violado los derechos humanos bombardeando al pueblo de Irak, al de Siria, a Vietnam» y que «se creen dueños del mundo, la policía del mundo», remarcó Maduro.
«Yo llamo a una rebelión mundial contra el imperialismo estadounidense», añadió en otro momento de su discurso ante miles de seguidores que marcharon hacia el centro de Caracas, donde se levanta el palacio presidencial de Miraflores