Enviado Especial Y estos pedidos que abarcan al ciudadano común, que oficia de espectador de lo acontecido en la fatal noche del pasado domingo en la que fallecieron 50 personas -entre ellos el atacante Omar Mateen, de 29 años, que la emprendió a los balazos contra los concurrentes, en su mayoría gays-, comienzan por los propios familiares y amigos de las víctimas. «No puede ser que las autoridades demoren tanto en entregarles los cadáveres a sus familias. Todavía están esperando que se resuelvan los trámites para sepultarlos. Pero además no se mostraron en el parque de la memoria ni asistieron a los que están internados en el Hospital Central», le confió a Télam Alexia, una joven puertorriqueña que tiene cuatro amigos heridos en el lugar. «Fuimos a visitar a un amigo nuestro al octavo piso del Hospital y por suerte hoy volvió a caminar, pero hay otros tres que están graves y en las próximas horas tendrán que volver a operarlos de las heridas que les provocó ese loco», destacó. Allí intervino su novia Shakira, quien también se alegró por la recuperación de su amigo Christopher Littlestars, pero fue más allá en el reclamo y pidió «más seguridad en todos los lugares públicos, porque si uno ve, en ningún lugar se observan policías, sino seguridad privada, como por ejemplo en este mismo hospital». «Pero no hay muchas patrullas por las calles ni nada de ello. Es por eso que pedimos que haya más seguridad primero, porque la venta de armas seguramente va a llevar un proceso más largo si se quiere reducir, ya que en este país se pueden comprar libremente. Inclusive algunos de mis amigos salieron a comprar algunas en estos días pensando en protegerse», advirtió. Elizabeth García Tabbah, gerente de ventas de una importante empresa de comunicación, tiene a su hermana viviendo en Orlando aunque ella es oriunda de Perú, y llegó a esta ciudad «aterrorizada por lo sucedido y por lo que puede sucederle a ella y a sus hijos». «Estos hechos se repiten aquí periódicamente, aunque ninguno tan grave como éste. Y eso pasa porque se venden armas como si fuera ropa. Para qué quiere armarse la gente?. Si no se vendieran así como así, la sociedad estaría más segura. Es como el huevo o la gallina, qué está primero? Las dos cosas están ligadas y no hay que separarlas. El que pide que no se vendan armas, en realidad está reclamando más seguridad», concluyó. Sin embargo por estas horas, tres días después de la tragedia, hay un punto en el que los gestos son de dolor pero no de protesta social. No se registraron marchas en Orlando reclamando por estos temas y el parque de la memoria es el centro de concentración de los familiares, amigos y todos aquellos que se acercan a solidarizarse con las víctimas, pero en ningún caso sus manifestaciones exceden de carteles con los nombres de los fallecidos o inscripciones en las que no reclaman justicia, sino que termine la violencia. Claro que para que esto suceda, frente al imponente shopping Phillips Center recurren más a la conciencia de los violentos que a un reclamo de seguridad propiamente dicho. «Amor y no odio» y «Prohibido olvidar», son las dos leyendas que obran como banderas de aquellos que sufrieron en carne propia esta masacre. Como si el miedo no los albergara. Son los otros los más atemorizados, los que piden por «más seguridad y menos armas». En los gimnasios, en los bares, en los shoppings, todos hacen eje en el pedido de «más seguridad», pero según pudo comprobar Télam, el único lugar en que se incrementó fue en el gigantesco parque de Disney World, donde aumentó el personal de custodias de los turistas, según confirmó una de las encargadas del acceso al área Disney Kingsdom, Leticia Romero. Y esto ocurrió «porque este es el lugar mas visitado por turistas de todo el mundo», refirió, aunque evitó pronunciarse sobre si estaba bien que esto fuera así o debería extenderse también a otros lugares de la ciudad y brindarse así más protección a sus habitantes, para que no «peligrara» su trabajo. No obstante
«Más seguridad y menos armas», es el clamor popular tras la masacre de Orlando
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