Miles de evacuados en Salta por las inundaciones y advierten sobre “posibles epidemias”
Aunque en los últimos dos días se registraron escasas lluvias, el noreste de Salta continuaba afectado por la crecida del Río Pilcomayo y alrededor de 12 mil personas permanecían evacuadas, algunas en territorio paraguayo, al tiempo que las autoridades ya advirtieron que «es muy posible el surgimiento de epidemias». «En Tartagal y Santa Victoria Este no llovió ayer (viernes), lo que es muy importante. Al igual que en la cuenca alta del Río Pilcomayo, en Bolivia, lo que permite notar un comportamiento menos violento de lo que se esperaba», sostuvo el titular de Defensa Civil del distrito salteño de Tartagal, Rolando Álvarez. El funcionario norteño remarcó que «en general, existe un anegamiento completo de los caminos vecinales y todo lo que es de tierra, está intransitable» y precisó que «hay gente aislada» en distintos parajes. «El Desemboque, El Traslado, La Esperanza, El Aybal, La Puntana están completamente aislada desde el punto de vista terrestre. Resultan inaccesibles. Están esperando apoyo por vía aérea», indicó Álvarez. El titular de Defensa Civil de Tartagal señaló que «el número de evacuados está entre 10 y 12 mil, aproximadamente» y destacó que las evacuaciones se hicieron «de forma tranquila» y que «el sistema sanitario de la provincia ha funcionado muy bien, incluso en los lugares a los que llegó el agua». En ese sentido, informó que en poblado paraguayo de Pozo Hondo «debe haber unas 1.500 personas (de ciudadanía argentina) refugiadas». «Como la costa es más alta, el Gobierno paraguayo permitió recibir a una cantidad de argentinos», manifestó. Asimismo, Álvarez advirtió que una vez que las aguas del Río Pilcomayo bajen «es muy posible el surgimiento de epidemias», ante lo cual llamó a la solidaridad y destacó que se necesitan «colchones, frazadas, víveres secos, agua mineral, elementos de aseo personal, lavandina, detergente, desinfectante, fenelina». «Si existe un lugar pobre en el país, es Santa Victoria Este. La mayoría de las viviendas son precarias, de aborígenes y criollos. Va a ser muy importante una vez terminada la inundación las autoridades encaren un proceso de modernización y progreso de nuestras comunidades, porque viven en condiciones verdaderamente inhumana», concluyó.