En el julio de 2016, se celebraron las Olimpiadas en Río de Janeiro. Como era de esperarse, se construyó una infraestructura que costó mucho dinero. Muchos brasileños criticaron esta inversión, ya que habían cosas más importantes que necesitaban ese dinero.
A menos de un año de los juegos olímpicos, gran parte de las construcciones fueron abandonadas y lucen en un estado deplorable. La piscina olímpica, con agua estancada. Las sillas destrozadas. Un estadio que costó millones y nunca fue utilizado otra vez. Pareciera una escena post-apocalíptica.
Muchos ciudadanos brasileños, intuían que esto pasaría. Muchos están enojados por haber invertido tanto dinero en algo que sólo se usaría una vez y las fotos han generado gran fastidio.