Nos hemos acostumbrado, o más bien nos han acostumbrado, a escuchar sobre las infinitas bondades de los dispositivos móviles, tan necesarios, aparentemente, como respirar: que acortan distancias, que son rápidos y eficaces en el proceso comunicativo, que nos sirven para sacar fotos, grabar vídeos, audios, para organizar nuestra vida, nuestro trabajo y nuestro ocio…en definitiva, lo hacen todo. Sin embargo, ese poder casi imparable y creciente del móvil radica en un problema que no es menor: la dependencia. Tal es así que el móvil o las tabletas han pasado a ser una «extensión de nuestras manos»…no solo durante el día, sino también por la noche. ¿Has apagado alguna vez el celular antes de acostarte? ¿Has procurado dejarlo fuera de la habitación al irte a dormir? ¿Te llevaste la tableta a la cama pensando que así te relajarías? Puede que estos dispositivos estén perjudicando nuestros hábitos de sueño más de lo que creemos. Jesús Escribá, médico neurofisiólogo y director del Instituto de Medicina del Sueño no duda en considerar el insomnio tecnológico como «una de las nuevas patologías del siglo XXI». ¿Pero cuál es concretamente el problema del uso de las nuevas tecnologías en nuestra habitación? Si bien no se reduce a una cuestión, puede que la clave se resuma en dos palabras: la pantalla. «La potente y cercana luminiscencia de la pantalla de estos dispositivos son un estímulo muy contraproducente para nuestro sueño, ya que, sobre todo, interrumpen y alteran la secreción de melatonina, hormona natural interna inductora del sueño, que se sintetiza cuando hay oscuridad», advierte Escribá. De hecho, un estudio reciente publicado en PNAS, advertía de que los dispositivos que emiten luz para la lectura, la comunicación y el entretenimiento y que usamos antes de irnos a dormir no solo reducen la melatonina sino que también prolongan el tiempo que tardamos para dormir, retrasan nuestro reloj circadiano, reducen la cantidad y retrasan el sueño REM, reducen también el estado de alerta al despertar y lo aumentan por la noche, lo que conduce a que retrasemos la hora del sueño. Estos dispositivos, advierte el estudio, tienen efectos biológicos que pueden perpetuar las deficiencias en el sueño e interrumpir los ritmos circadianos pudiendo tener efectos negativos en nuestra actividades y nuestra salud. Lo preocupante es son cada vez menos quienes están exentos de padecer estos problemas. Una encuesta de la Fundación Nacional del Sueño asegura que cuatro de cada diez estadounidenses llevan sus móviles a la habitación cuando van a acostarse. La encuesta señala que los menores de 30 años tienen mayor costumbre de hacerlo que el resto de grupos (lo hace un 72% de entre 13 y 18 años y un 67% de entre 19 y 29 años). Especialmente, el chat es una de las actividades más frecuentes una hora antes de ir a dormir (un 21% lo hace todas las noches o casi todas), y también suele darse con mayor incidencia entre los menores de 30 (lo hace el 56% de ente 13 y 18 años y un 42% de entre 19 y 29 años). Fuente: http://www.abc.es/tecnologia/informatica-soluciones/20150203/abci-moviles-pantallas-sueno-201501301657.html
Mira lo que puede pasarte si no apagás el celular a la noche
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