“Pará, pará por favor, me duele mucho el pecho”, esas fueron las últimas palabras que Claudio Tristán Medina, de 56, le dijo a Kevin Mosele. Desesperado, su yerno clavó los frenos de su Renault Clio y desistió de perseguir al ladrón que acababa de robar una moto de la casa de los Medina, en Yerba Buena. El joven dio media vuelta con el auto y se dirigieron hacia el hospital Carrillo en busca de asistencia médica; ya nada podía hacerse, los profesionales de la salud indicaron que Medina había fallecido de un infarto en el trayecto.
Caracterizado por tener un gran sentido del humor, Claudio Medina era apodado “Gato Gordo” por sus afectos. “Él se mataba de risa, era un burlista y así lo trataban los amigos también”, mencionó su hermana, Mercedes Medina, el recuerdo le robó una sonrisa en medio del funeral. Por la emergencia sanitaria del covid-19, la familia esperaba en la casa de calle Lima para saber cuándo retirar el cuerpo del nosocomio y si es que podrían velarlo.
“Era una persona de humor único y que nos va a hacer mucha falta”, explicó Ana Bejas, una de las amigas que acompañaba a los seis hijos de Medina. En el lugar hubo muchos jóvenes que se acercaron a despedirlo. “Claudio era muy alegre, siempre me trató como a una hija más. A los chicos se les escapan las lágrimas porque era habitual reunirse acá y compartir con él y sus hijos”, agregó Bejas.
Allegados a Medina lamentaron que la inseguridad azote a la “Ciudad Jardín”. “Con lo bello que es Yerba Buena es muy triste que hoy no se pueda salir a disfrutarlo. Cuando mis hijos eran chicos, hace 15 o 20 años atrás, se podía salir a disfrutar de los espacios verdes, hoy es tremendo, es una ciudad grande donde no sé si hay algún vecino al que no le hayan entrado a la casa o al que no le hayan intentado robar en la calle”, indicó Adela Trejo.
“Hay mucha inseguridad en todos lados, acá, en la otra cuadra, robaron una moto enduro sacándola por arriba de la tapia; en la zona sur de la capital asaltaron a una amiga hace unas semanas; hay inseguridad”, relató Medina.
“Los arrebatos si son frecuentes, uno ve a la Policía en las avenidas pero se dan maña para robar en otras calles. Uno es joven y sale igual, los más grandes tienen miedo ya, pero no deja de ser horrible que te apunten con un arma para quitarte los celulares, que cada día son más caros”, consideró Marcos Toledo, otro vecino.
Luis Pérez, por su parte, advirtió que el distrito sufrió muchos cambios en las últimas cuatro décadas. “Hace 45 años vivo acá, a los 13 salíamos en bici y después del mástil la ciudad terminaba. Hoy la ciudad está sobrepoblada, construyen sobre el cerro y sobre el río, es increíble que se permita ese daño a la naturaleza. La inseguridad creció en simultáneo a la población, leo sobre la posibilidad de que el asesino que mató a Valentín Villegas quedaría libre y no puedo creerlo”. /La Gaceta