La nena de 2 años vivía en Blackpool, Lancs, en Inglaterra, con sus padres Michelle King y Barry Jones, de 30 y 42 años. Un día, Sophie comenzó a moverse torpemente y un testigo llamó a la ambulancia. Los paramédicos llegaron de inmediato y trataron de revivirla pero no sobrevivió a la dosis de heroína que ingirió por la imprudencia de su madre. Los resultados que arrojaron los análisis de su cuerpo revelaron lo peor: en su cabello se encontraron rastros de heroína, cocaína y diazepam. Asimismo, la investigación indicó que la niña había estado durante meses expuesta a esas drogas en su entorno familiar. Sus juguetes fueron analizados y se encontraron restos de cocaína en tres muñecos.
Murió una nena por la adicción a la heroína de sus padres
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