La masacre iniciada la tarde del domingo en una cárcel de Manaos puso de manifiesto el brutal enfrentamiento de las organizaciones criminales de Brasil, que luchan por el control de las instalaciones y el manejo de las actividades delictivas. Hay más de 60 muertos.
Las decenas de muertes, con mutilaciones, quemaduras y decapitaciones, ocurrieron por una batalla entre el Primer Comando de la Capital (PCC), asentado principalmente en San Pablo y la Familia del Norte (FDN), organización traficante que tiene base en Amazonas.
«Todo indica que fue un ataque de una facción mayor contra una menor para eliminar la competencia», señaló el secretario de Seguridad Pública de Amazonía, Sergio Fontes.
Brasil tiene a la cuarta mayor población penal del mundo detrás de Estados Unidos, China y Rusia, según el documento. Organizaciones defensoras de los derechos humanos han alertado varias veces sobre lascondiciones de los presidos de este país.