El fotógrafo submarinista Franco Banfi encontró en la selva del Mato Grosso, Brasil, una anaconda de 8 metros de largo, y no dudó en sumergirse con ella para capturarla con la cámara. Esta serpiente acuática alcanzó este enorme tamaño gracias a la cantidad de pequeños animales de los que se ha alimentado cerca de la superficie.
Franco Banfi, de 53 años, encontró en su hábitat natural una enorme anaconda. Afortunadamente, según explica el fotógrafo, la bestia «acababa de comer y no estaba interesada en mi». El profesional, junto a su equipo, se sumergió en las aguas del río donde vivía la serpiente para poder fotografiarla.
El fotógrafo viajó a la región de Mato Grosso do Soul, una zona llena de rica vegetación y diversa fauna que atrae a cientos de visitantes cada año.
Banfi explicó que antes de encontrar esta gigantesca anaconda, se había topado con seis hembras más pequeñas y cuando encontró a la más grande se asustó bastante. «Al principio asusta porque no conoces al animal y sabes que es peligroso» contaba, «pero después de un rato entiendes que si respetas a la serpiente, no te hará nada».
Las imágenes recogidas muestran cómo la serpiente se mantenía alerta para atacar ante una amenaza, pero el fotógrafo puede acercarse lo suficiente sin resultar herido. Cuándo le preguntaron si temía que la anaconda les atacase a él y a su equipo, Banfi respondió que «todo es posible pero no creo que nos quisiese comer. Yo estuve muy cerca, podría haberla tocado de haber querido».