Incremento en los costos; falta de referencia de precios; listas que se actualizan con mayor frecuencia; actualización de proveedores; falta de insumos; presupuestos que se descartan; trabajadores cuentapropistas que no pueden trasladar los costos a sus honorarios y ventas que se postergan o no se concretan. Todo eso y más provocan los movimientos bruscos del dólar.
Desde las grandes empresas hasta el pequeño comerciante, los distintos niveles de la economía real sintieron el impacto de la brusca suba de los dólares libres y de la profunda inestabilidad financiera de la semana pasada. Todos vieron afectada su actividad, ya golpeada por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y la elevada inflación. Y mientras el Gobierno dilata decisiones y encadena “anuncios de anuncios” con medidas “en estudio”, la incertidumbre se apodera de los agentes económicos y el nivel de actividad se estanca.
“En este contexto, una economía no puede operar. Los comercios y las empresas no saben a qué precio vender y todo se frena”, explica Juan Ignacio Paolicchi, economista de la consultora Empiria. “Si sigue la inflación alta, empieza a caer el salario real y se deteriora el consumo; habrá menos actividad”, agrega el analista.
Más allá de que el Gobierno insiste en que el dólar blue “no tiene impacto en la economía real”, la disparada de esta cotización y de los dólares financieros de la última semana alteraron la dinámica microeconómica. En la semana se evidenciaron faltantes y aumentos de precios en las góndolas: muchos proveedores decidieron suspender las ventas a los mayoristas y a los autoservicios, y los problemas más graves se dieron en harinas, aceites y azúcar.
Es que, para muchos comercios o empresas, la incertidumbre sobre el costo de reposición de su mercadería, o eventualmente sobre el valor del dólar al que podrán acceder para comprar insumos o renovar el stock, generó una dinámica de freno a la actividad y remarcaciones de precios. “Es la alternativa entre decidir no vender o vender menos pero hacerlo a un precio más alto para cubrirse”, explica el analista Gabriel Caamaño, titular de Consultora Ledesma. También impacta en la dinámica de la inflación el endurecimiento del cepo para aquellos que deben importar productos o insumos, que enfrentan el costo financiero y la incertidumbre por los plazos para el acceso a divisas al tipo de cambio oficial o la alternativa de conseguir los fondos para pagar esas operaciones en el segmento financiero.
Sin referencias de precios, las remarcaciones preventivas se vuelven más frecuentes o, directamente, se postergan operaciones. Mientras las listas de precios a los comercios se actualizan, resulta frecuente encontrar, en sitios de comercio electrónico, publicaciones pausadas, por vendedores que eligen suspender sus ventas para evitar posibles pérdidas, y retomar su actividad con nuevos valores, ajustados al alza. Electrodomésticos, herramientas, dispositivos electrónicos, indumentaria o instrumentos musicales importados son algunos de los rubros que estuvieron afectados por este tipo de movimientos.
En el sector de consumo masivo, mientras tanto, las empresas advierten por la tensión entre los precios y los costos, especialmente por los incrementos en las materias primas, la energía y el combustible. A nivel demanda, en el mercado advierten que en las dos primeras semanas del mes hubo un crecimiento por “compras de stockeo” previendo una aceleración de la inflación, pero afirman que luego la dinámica se normalizó.
Donde la actividad se paralizó fue en la compraventa de propiedades. Si bien los precios de los departamentos usados acumulan una baja del 39% promedio en dólares desde los máximos de 2018, según Reporte Imobiliario, la incertidumbre frenó la toma de decisiones. “Los últimos meses habíamos visto una mejora en la cantidad de operaciones ante la estabilidad del tipo de cambio. Pero cuando hay devaluación, lo primero que se provoca es que el que no tenía tomada la decisión la dilate o espere. Y el que tenía iniciada la operación, tenía la decisión tomada y ya tenía los dólares, difícilmente se vuelva atrás”, dice José Rozados, titular de la firma.
En el mercado de los autos, la brecha cambiaria generó efectos contrapuestos y se sumaron desequilibrios porque el precio del dólar blue permite a quienes ya tienen los billetes ahorrados hacer un ‘rulo’ y abaratar el precio de sus autos. Pero en el mercado también hay incertidumbre entre los vendedores, por el precio de las unidades y el costo de reposición.
Sin referencias de precios, las concesionarias dudan y ponen freno a las ventas de unidades, tanto de autos 0km como de usados. “La desestabilización de nuestra moneda paralizó las operaciones”, dijo Alejandro Lamas, secretario de la Cámara del Comercio Automotor (CCA). Por el lado de la producción, las terminales advierten que la situación en cuanto al acceso a insumos y divisas para importación por el momento es “normal”, pero monitorean diariamente la fabricación de vehículos.
En el rubro turismo, mientras tanto, la dinámica escapó a la tendencia generalizada de que, ante la incertidumbre, se frena la toma de decisiones y se postergan los consumos. Porque si bien el Gobierno encareció de hecho el dólar tarjeta, al incrementar del 35% al 45% la percepción a cuenta de los impuestos a las ganancias y los bienes personales, hoy esa cotización (alrededor de $238) luce ‘accesible’ frente a otros valores del dólar: a $338, el dólar blue es casi un 44% más caro.
En ese escenario, quienes tienen cierto margen de ahorro y tenían en sus planes la realización de un viaje, vieron una oportunidad de acelerar esas compras para asegurarse el precio en pesos de los pasajes y blindarse frente a una suba del tipo de cambio, un incremento en los impuestos o un encarecimiento en el acceso a las divisas o pasajes por un cambio normativo que pudiera disponer el Gobierno. /La Nación