Alimentos de última generación
Los "alimentos funcionales" pueden
prevenir enfermedades y ya son las estrellas de la nutrición y la
inmunología.
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No es "el yogur de
siempre pero chiquito y caro". Ni el mismo cartón de leche pero con
agregados de nombres incomprensibles y dudosa utilidad. Se trata de
"un grupo de alimentos, llamados funcionales, que pueden ser
particularmente útiles para la salud de la población". La bendición
oficial a estos alimentos de última generación la dio la
Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología
Médica (ANMAT).
Los especialistas exhiben abundante información sobre la acción
positiva de estos alimentos (generalmente de origen lácteo o
cereales) que contribuyen a mejorar el estado de salud y bienestar,
benefician una o varias funciones del organismo y reducen el riesgo
de padecer algunas enfermedades. Estas cualidades los hacen
merecedores de la condición de "alimentos funcionales", llamados FF
("functional food"), las estrellas de la revolución que está
viviendo la investigación y la tecnología alimentaria. A
continuación, sus protagonistas y las propiedades que les atribuyen
los especialistas:
Los prebióticos (o "fructanos naturales"): alcanzan directamente el
intestino y nutren la flora, mejoran la absorción de calcio e
inhiben el crecimiento de bacterias patógenas.
Los probióticos: microorganismos "buenos" como los lactobacilos (lactobacillus
Casei) y las bifidobacterias (presentes en el yogurt y las leches
fermentadas), actúan directamente contra las bacterias
perjudiciales, funcionan como antibióticos y estimulan el sistema
inmunológico intestinal.
Combinando los dos grupos anteriores, se forma el grupo de alimentos
simbióticos, que potencian los efectos mencionados, activan el
sistema inmune, tienen propiedades anticolesterol, producen
sustancias antibióticas contra bacterias y (según se desprende de
estudios realizados en ratones) tendrían actividad preventiva contra
algunos tipos de cáncer.
Los fitoesteroles y fitoestanoles: componentes naturales de los
alimentos, que también pueden ser elaborados industrialmente. Tienen
propiedades antiinflamatorias, bactericidas y antifúngicas y
desplazan al colesterol en el intestino durante el proceso de
absorción.
Los ácidos omega 3 y 6: son ácidos grasos que protegen el sistema
cardiovascular.
Hecho en Argentina
Los componentes de estos "superalimentos" se pueden encontrar en los
alimentos naturales saludables. Pero en los FF, estos se encuentran
en cantidades suficientes como para ofrecer un beneficio adicional
para la salud.
"Cuando pensamos en alimentos, los asociamos con la nutrición. La
característica de los FF es que además de los nutrientes, contienen
componentes bioactivos que, según se ha comprobado a través de
investigaciones, promueven la salud, entendida no sólo como ausencia
de enfermedad sino como bienestar (es decir, el hecho de estar
bien)", explica la doctora Margarita Olivera Carrion, presidente de
la Asociación Argentina de Tecnólogos Alimentarios.
"Los componentes bioactivos no son sintéticos ni nuevos. Son
estructuras naturales de los alimentos que ya consumíamos
normalmente. Lo que cambió es que ahora conocemos por lo menos en
parte algunos de sus mecanismos de acción y esto ha permitido el
desarrollo de alimentos específicos que los contienen en mayor
cantidad. Así nace el concepto de FF, que son alimentos formulados o
diseñados especialmente. Y los simbióticos son FF de última
generación, alimentos en los que ha sido posible vehiculizar
probióticos y prebióticos en el mismo producto", agrega. En el
mercado argentino hay por ahora un solo simbiótico y fue elaborado
por el Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA), un instituto
de investigación dependiente del Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET) en conjunto con la empresa Sancor.
No son remedios
Algunas prevenciones: los alimentos funcionales no deben ser
considerados panaceas, ni siquiera como remedios. Corrigen algunos
defectos y carencias de la alimentación. Olivera Carrion dice además
que "tienen efectos cuando son consumidos regularmente y deben
formar parte del desarrollo de hábitos saludables como no fumar,
disminuir la ingesta de sodio, realizar actividad física, todo lo
cual determinará nuestra calidad de vida".
¿Qué pruebas hay de la eficacia de los "superalimentos"? "La
sospecha de la incidencia de ciertos componentes de los alimentos
sobre la salud más allá de su efecto nutricional, era conocida a
través de estudios epidemiológicos que correlacionan la alimentación
con la calidad de vida de la población y la baja prevalencia de
ciertas enfermedades. Lo difícil es comprobarlo científicamente",
dice Carrion.
En este territorio relativamente nuevo, quedan muchas preguntas
pendientes. Sin embargo, algunos estudios parecen confirmar lo que
se conocía empíricamente o epidemiológicamente. En el caso de los
simbióticos, quizás la más llamativa de las propiedades que se les
atribuyen es su actividad anticancerígena preventiva en colon y
vejiga. La doctora Liliana Bezrodnik, jefa del servicio de
Inmunología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, asegura que "en
los individuos que tienen carga genética para desarrollar cáncer de
colon y vejiga, los simbióticos pueden disminuir la prevalencia de
los oncógenos", que son células cancerígenas que pueden activarse.
Se dice que el organismo humano fue diseñado a la medida de un mundo
que ya no existe. Ese mundo fue modificado por la aparición de los
medios de transporte, de la luz eléctrica, en fin, por la ciencia y
tecnología. Pero también la ciencia y la tecnología —en este caso la
tecnología alimentaria— ofrecen una ayuda valiosa y en permanente
aumento para mejorar la calidad de vida.
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Fuente:
http://www.clarin.com
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