ESTUDIANTES
CAMPEON DEL APERTURA
Logró el cuarto
título de su historia, después de un memorable triunfo por 2 a 1
ante Boca en Liniers. Su último título había sido en 1983. Fue un
desempate de alto voltaje. Palermo había abierto el marcador de
entrada, pero los de Simeone lo dieron vuelta jugando un gran
segundo tiempo. Primero con un tiro libre de Sosa y sobre el final
con un golazo de Pavone
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Estudiantes gritó campeón, en el
partido del año. Ante un marco espectacular en Vélez y en una
situación poca veces vista, definió ante Boca el título del
Apertura. Sin dudas, una final con todos los condimentos, casi
impensada para un campeonato que caminó codo a codo con el bochorno
y la violencia. De un lado, los dirigidos por La Volpe, que tenían
todo servido en bandeja, dejaron pasar dos inmejorables
oportunidades y esta tarde buscaban revancha. Enfrente, el equipo de
Simeone, el de la fantástica racha invicta, el que seguía creyendo
en los milagros.
Pitó Pezzotta y vibró el Amalfitani. Todo muy intenso en el
comienzo, con Verón tirándose unos metros más atrás para tomar la
pelota y Palacio haciendo lo propio para colaborar con la línea de
volantes. Avisó Estudiantes a los 2 minutos, con un cabezazo de
Alayes a la salida de un córner, pero Boca no se achicó y pegó de
entrada, a los 3. Barros Schelotto aportó inteligencia en su
primera intervención del partido y abrió el juego para Ledesma,
quien mandó un centro al área. Allí apareció Palermo, el gran
goleador, para anticipar a Galván y marcar la primera emoción. Era
1-0 y delirio en la tribuna xeneize, aunque el delantero logró
abstraerse del momento y, recordando su pasado, eligió no gritar el
tanto.
Los primeros 10 minutos fueron electrizantes, ya que Estudiantes se
adelantó decidido en busca del empate y tuvo dos buenas chances.
Primero, en los pies de Lugüercio (salvó el Cata Díaz) y luego con
un cabezazo de Ortiz, tras otra mala salida de Bobadilla. Llegando a
los 15, el partido entregaba mucha lucha en la mitad de la cancha
y menos fútbol que en el inicio, si bien la ventaja le daba a Boca
algo más de tranquilidad para manejar la pelota con sus volantes.
Caía la lluvia (aún con reflejos soleados) en el Amalfitani y el
equipo de Simeone seguía yendo al frente. Mientras, los xeneizes
aprovechaban los espacios y salían rápido de contra. Lo perdió
Palermo, increíblemente, en el mano a mano con Andújar, e Ibarra
también estuvo cerca de aumentar con un remate de media distancia
que se fue por el segundo palo. Boca era más, mientras el
trámite se hacía cortado por las infracciones (hubo una tremenda
plancha de Cahais a Braña que Pezzotta no vio) y el Pincha seguía
sin poder encontrar a sus delanteros cuando el reloj indicaba 30
minutos.
Los dos se quedaron con 10 hombres a los 38 porque Pezzotta -a
instancias del asistente García- expulsó a Ledesma y Álvarez.
El volante de Boca había golpeado involuntariamente con su pierna al
defensor mientras ambos caían; el jugador del Pincha reaccionó con
una patada. Continuó el juego, unos minutos más tarde apareció
Pavone y Estudiantes casi llega al empate. Casi, porque Bobadilla
alcanzó a desviar el violento remate del goleador. La pelota pegó en
el palo y salió hacia el centro, donde Gago, de irregular trabajo en
la primera mitad, esperaba para despejar el peligro.
Volvieron sin cambios del descanso y Estudiantes insinuó algo más de
la mano de Sosa y Pavone, mientras Verón se dedicaba más al roce que
al fútbol, si bien a los 7 sacó un buen remate que tapó Bobadilla.
Angeleri controlaba a Palacio y Braña mordía en el centro, pero al
Pincha no le alcanzaba para desnivelar. Simeone se dio cuenta de que
era el momento para meter la puntada final y mandó a la cancha a
Benítez, en reemplazo del intrascendente Galván. Contestó La Volpe
poniendo a Calvo por Barros Schelotto, quien había cumplido, incluso
en la función de volante.
Parecía que el empate estaba al caer, porque Boca lucía
partido y sin ideas. Lo desperdició Pavone a los 13, en una jugada
muy similar a la del gol de Palermo. El delantero del conjunto
platense definió mal y sin potencia, y el arquero xeneize se quedó
con la pelota. A esa altura quedaba claro que las expulsiones del
primer tiempo terminaron perjudicando más a Boca que a su rival, ya
que los dirigidos por La Volpe extrañaban mucho la labor de Ledesma.
Y llegó nomás el 1-1. Una infracción de Díaz sobre Pavone le dio a
Estudiantes un tiro libre a un paso del área. ¿Le pegó Verón? Nada
de eso, Sosa se hizo cargo de la ejecución y le pegó con maestría,
haciendo inútil el esfuerzo de Bobadilla. Iban 19 minutos y el
equipo de Simeone estaba más vivo que nunca tras el empate.
Marino ingresó por Cardozo en Boca y Maggiolo sustituyó a Lugüercio
en el Pincha. Enseguida, los de La Volpe tuvieron su primera chance
del complemento (a los 24), pero la volada de Andújar evitó el gol
de Palermo. Al margen de esa llegada aislada, el control del partido
era de Estudiantes ante un rival desdibujado y sin respuestas en
lo físico.
Lo merecía el Pincha y encontró el segundo a los 35. Cahais se
durmió, Pavone le ganó la posición a lo guapo y luego le tiró
un sombrerito a Bobadilla. A continuación, le puso la frutilla al
postre de cabeza, cuando Díaz intentaba cerrar. Un golazo que valía
un campeonato. Una definición a puro coraje, como toda la campaña de
Estudiantes.
Boca estaba quebrado en lo anímico y no sabía cómo torcer la
historia. La imagen de un Gago impotente, mandando la pelota a la
tribuna, era el fiel reflejo de lo que fue el cierre del campeonato
para los de La Volpe. El título estuvo cerca, muy cerca, pero
increíblemente se les escapó.
¿Qué decir de este Estudiantes? Un triunfo fantástico el de esta
tarde, el broche de oro para una temporada inolvidable. Con mucho
trabajo, Simeone dio a la vuelta olímpica, ayudado, claro está, por
un grupo de jugadores que dejó todo en la cancha. Este equipo
nunca se dio por vencido y convirtió una frase hecha en una hermosa
realidad Fuente
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