Los cambios que Pekerman tiene en la
cabeza
Heinze, Saviola
y Crespo, los tres amonestados, se van a quedar afuera. Cufré o
Burdisso es una de las dudas en el lateral derecho y Milito
acompañará a Ayala en la dupla central. Scaloni aparece como
alternativa en el medio, para hacer descansar a Mascherano o a
Cambiasso. ¿Riquelme? Podrían cuidarlo y entonces Aimar lo
reemplazaría. Arriba, todos los caminos conducen a Tevez y a Cruz.
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Holanda a la vista, la tercera escala de
la Selección en el Mundial, y Pekerman ya lo tiene decidido: no
quiere riesgos. Con la clasificación asegurada, la idea para el
miércoles es mezclar a algunos de los titulares con otros que, según
el técnico, necesitan minutos en cancha. "No esperen menos de
cuatro cambios", aseguró una fuente cercana al grupo.
Se van a quedar afuera los tres amonestados. Es decir: Heinze,
Saviola y Crespo. Y pueden aparecer otras variantes. El
arquero no se mueve: sigue Abbondanzieri. Atrás, en cambio, nada
está cerrado. El reemplazante de Heinze será Milito, pero ¿y si
Cufré ocupe el lateral derecho en lugar de Burdisso? Puede ser,
claro. Los intocables: Ayala y Sorin.
¿Qué pasará en el medio? Todo un tema. La lesión de Lucho
González (inactivo por quince días) obliga a Pekerman a cuidar como
oro a los volantes. No son tantos y en algunos casos a los que están
no les queda otra que improvisar funciones. Scaloni sería una
alternativa para ocupar el carril derecho. En ese caso, saldría
Mascherano (terminó golpeado frente a los serbios, pero ya no siente
dolor) o Cambiasso. Maxi Rodríguez mantendrá su posición, mientras
que se abre un interrogante grande sobre Riquelme, quien acarrea
su histórica molestia lumbar y esto de competir tan seguido no
lo favorece. Aimar, entonces, es el gran candidato a asumir el rol
de conductor.
Sin la dupla ofensiva titular, todos los caminos conducen a pensar
que Tevez y Cruz arrancarán jugando ante Holanda. Atención, a la
vez, con Palacio. Porque sorprende día a día su nivel en las
prácticas y, fundamentalmente, porque a Pekerman le gusta cómo le
abre la cancha para fabricar espacios en ataque. A Messi, por su
parte, tratan de llevarlo en cámara lenta para tenerlo afilado en
las instancias decisivas. La intención, a diferencia del último
partido, es que el chico del Barcelona juegue por lo menos media
hora.
Son las cartas que esconde Pekerman, quien quedó impactado con la
goleada frente a los serbios, pero intenta no sacar los pies del
plato. A cada rato baja un mensaje clarito a sus jugadores: nada
de relajarse. Pasó, sí, la desesperación por clasificar y ahora
el nuevo objetivo en el horizonte, más allá de quien juegue, pasa
por terminar arriba en el grupo.
Todo sobre el Mundial de Fútbol 2006 Alemania
Fuente:
http://www.clarin.com
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