QUE COMPRAN LAS MUJERES?
Sean
aggiornadas o tradicionales, las argentinas eligen visitar los
supermercados y los shoppings sin dejar de lado la practicidad de
los autoservicios; hallan irresistibles las promociones y se acercan
a la tecnología.
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Para las
argentinas, el teléfono celular se ubica dentro del decálogo de los
productos que representan a la mujer moderna, apenas detrás de los
cosméticos, la ropa, los perfumes, las cremas y los
electrodomésticos, y delante del champú, los productos de higiene
femenina, de limpieza y la lencería.
El ascenso de la tecnología al top ten de las aspiraciones femeninas
es uno de los muchos cambios que se registran en el perfil de las
argentinas en los últimos años.
Para saber aún más en detalle qué conductas y hábitos ganan terreno,
la consultora Cicmas Strategy Group encuestó a 401 mujeres de
Capital Federal y el Gran Buenos Aires. El resultado fue un extenso
trabajo cuantitativo y cualitativo del cual LA NACION anticipa
algunos ítem en forma exclusiva.
Las actitudes de compra femeninas son racionales y precavidas. Un
85% de las encuestadas indicó que siempre trata de aprovechar las
ofertas mientras que el 81% contó que analiza muy bien lo que hay en
las góndolas antes de decidir qué comprar, y un alto porcentaje -el
77 por ciento- aseguró que le presta mucha atención a toda la
información impresa en los envases.
Un enorme 78% de las encuestadas, todas mujeres de entre 18 y 55
años, especificó que se especializa en buscar los mejores precios
aunque dé más trabajo. La mayoría se mostró satisfecha con la
relación costo-beneficio que ofrecen las grandes marcas y por eso el
73% opina que son garantía de calidad.
Si bien eligen productos de renombre y muchas veces repiten los
productos y las marcas, también se arriesgan a probar lo nuevo si
viene bajo la forma de una oferta. Un 73% de las mujeres se muestra
dispuesta a llevar a su casa productos que no habían comprado nunca.
Derribando mitos
Las mujeres tienen actitudes diferentes ante sus distintas
necesidades. La alimentación y el mantenimiento del hogar, por
ejemplo, son rubros a los que les prestan atención y donde exhiben
una gran disciplina para proveerse de lo necesario, controlar los
gastos y cuidar las necesidades de nutrición propias y de su
familia.
"En las encuestadas conviven la actitud racional con el gusto por
las marcas y el disfrute de la situación de compra", explica Claudio
Rodríguez, director de Research de Cicmas Strategy Group.
Efectivamente, para el encuestador se derriba el antiguo mito de que
para todas las mujeres resulta pesado hacer las compras familiares.
Al parecer, hay muchas "herejes" que la pasan bien. "Cuando se les
presenta la premisa «Ir al súper es uno de los paseos que más
disfruto», el 49 por ciento de las mujeres afirma que está de
acuerdo, es decir, que disfruta de la oportunidad de hacer las
compras, mientras que el resto se muestra algo o muy en desacuerdo
con la frase", comenta Rodríguez.
Para ir al súper, el 71% de las mujeres prepara una lista de
productos y tres de cada cuatro de ellas admite que luego compra
productos que no están en ese listado. En general, lo que no está en
la lista son golosinas, productos de perfumería o de limpieza.
Vendeme que me gusta
En esa salida en particular, la mayoría de las mujeres demuestra que
tiene una fuerte conexión con las promociones. El 70% de las
encuestadas tiene debilidad por las que ofrecen dos productos al
precio de uno y el 75% se deja atraer por los descuentos que
prometen los avisos publicitarios o en las góndolas. Y una de cada
tres mujeres dice, sin pudores, que se engancha en todas las
promociones.
"Podríamos decir que las promociones que se publican los fines de
semana son el mecanismo más movilizador de compra", apunta el
consultor.
Los supermercados siguen liderando las preferencias con una mención
del 75% a la hora de describir el lugar de compras habitual. Y
también se observa en la encuesta que crecieron fuertemente los
autoservicios, especialmente los orientales. El 39% hace compras
habituales allí e incluso un 15% de las encuestadas los prefiere por
sobre cualquier otro comercio para aprovisionar su hogar.
"En alimentos, en general me fijo en el precio más que en la marca",
señala el 47% de las encuestadas.
La lenta salida de la crisis también se refleja en la vuelta a
ciertos hábitos de consumo que se habían postergado o resignado,
especialmente para las mujeres de niveles socioeconómicos más bajos.
Más de la mitad de las mujeres (65%) no compraría segundas marcas en
alimentos y sobre todo se rehusan a comprar lácteos que no sean de
marcas reconocidas (34%).
También se resisten a comprar segundas marcas en productos
destinados al cuidado personal (25%) y en productos de limpieza para
el hogar (21 por ciento).
La actitud de compra de las mujeres tiene en cuenta el cuidado de su
cuerpo y la salud familiar. El 50% de las encuestadas se manifestó
de acuerdo con la necesidad de cuidarse físicamente y el 48% lo hace
consumiendo siempre productos light.
Un importante 74% de las mujeres se mostró interesado por consumir
alimentos fortificados. "Los alimentos que incluyen ácido fólico
están a full en las preferencias de ahora", apunta Rodríguez.
Los alimentos diseñados para mujeres se multiplican y gran parte de
la tanda publicitaria es ocupada por ellos. "Las mujeres marcan
tendencia, ellas empezaron a consumir gaseosas light y aguas
saborizadas, por ejemplo, y vemos que los hombres las han seguido",
explica Florencia Leonetti, directora de planeamiento estratégico de
la agencia de publicidad BBDO.
En materia de alimentación, las mujeres parecen dispuestas a darse
algunos gustos que se traducen en la compra de postres, helados,
mermeladas y dulces.
Y ahora llegamos al rubro crucial: la ropa, que, según la encuesta y
a diferencia de lo que muchos varones podrían pensar, no se traduce
en una búsqueda obsesiva de prendas caras.
No tengo qué ponerme
Según la muestra, un 76% de las encuestadas admite sin dudarlo que
la ropa es un elemento de competencia con las demás mujeres.
El aspecto personal, con especial acento en la cosmética y la ropa,
sigue siendo un aspecto muy importante en la constitución de la
identidad femenina y hoy hasta incluye la legitimación de las
cirugías estéticas (un 64% está de acuerdo con hacerse algún
"retoque"). Sin embargo, se observa una distancia con las marcas de
ropa, que son muy importantes para el nivel socioeconómico más
elevado. En la muestra general, una de cada cuatro mujeres compra
exclusivamente en locales de marca.
Por su parte, el 74% de las mujeres opina que "con poca plata se
puede renovar el vestuario".
"Eso es cierto, las mujeres son permanentes buscadoras de
oportunidades y tienen un comportamiento muy diferente al del hombre
en este sentido", apunta Rodríguez.
A pesar del optimismo que denota la afirmación de que se puede
vestir con poca plata, hay una porción importante de mujeres que no
se siente del todo libre comprando. Un 38% de ellas siente la
restricción presupuestaria cuando sale de compras.
Para olvidar los malos tragos, las mujeres eligen comprar perfumes
(24% de las encuestadas), cosméticos (12%), productos para el pelo
(10%) y cremas (6%). Mientras que un 36% elige gratificarse
comprando ropa.
La previsión ocupa un lugar importante en la agenda de las mujeres.
Según explica extrañado el analista de Cicmas, "el 36 por ciento de
las mujeres destina un porcentaje de sus ingresos a algún tipo de
ahorro, y éste es un dato cuantitativo sin explicación, pero
sospecho que tal vez por temperamento es más fácil para las mujeres
apartar una porción de su sueldo para ahorrar y al hombre eso le
resulta más difícil".
Para qué trabajar
Según explican en las conclusiones del trabajo, "la mayor presencia
de las mujeres en el mercado laboral en los últimos años se ha
vivido en parte como una elección, pero también como una
obligación".
En palabras de Claudio Rodríguez, "si en el discurso de liberación
de la mujer se suponía que ésta iba a trabajar para afirmar su
independencia, en muchos casos y de manera muy evidente con la
crisis reciente, salió a trabajar para lograr la supervivencia de la
familia; y esto aparece señalado de manera más crítica en los
niveles socioeconómicos más bajos".
En un estudio anterior sobre las mujeres realizado por Cicmas en
1988 y 1989, el trabajo se valorizaba más como un derecho y una
gratificación que como una tarea realizada como consecuencia de
necesidades económicas. "Hay, en este costado de obligación de
trabajar, una suerte de fatalidad. Se precibe que se han sumado
obligaciones y responsabilidades y eso se traduce en una sensación
de agobio", concluye el estudio.
En números
Belleza (60%)
Dice que invierte en tratamientos y productos para el cuidado de la
piel
Descuentos (85%)
Asegura que trata de aprovechar las ofertas que hay en todos los
rubros
Garantía (73%)
Compra productos de marca porque considera que siempre ofrecen
calidad
Atención (67%)
Lee las etiquetas de los productos y presta atención a lo que dicen
los envases .
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Fuente:
http://www.lanacion.com.ar
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