Las 200 marcas que más admiran los
argentinos
Cómo hicieron La Serenísima,
Reposol-YPF y Hellmanns para encabezar el ranking.
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Los atributos que le
importan a la gente.
Una afirmación de Teresa de Jesús, popularizada por Truman Capote,
advierte que se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas
que por las que no fueron escuchadas. Así, el otorgamiento de algo
que ha sido prometido depara felicidad... al menos, para aquellos
que prometieron y cumplieron. Esta digresión pseudofilosófica puede
ser trasladada al mundo empresario para leer el ranking de las 200
marcas que mejor imagen tienen en la Argentina, elaborado anualmente
por el CEOP (Centro de Estudios de Opinión Pública).
Un recorrido posible para interpretar los resultados de la encuesta
realizada en abril pasado es el "factor promesa". Tal como lo señala
Fernando Moiguer, experto en estrategias de identidad corporativa,
éste es un rasgo que explica el renacer de "propuestas actuales de
viejos pactos afectivos que crecen en imagen al ser coherentes con
su trayectoria".
Es un razonamiento que explica, por ejemplo, varios ingresos al top
ten: el de la tarjeta de crédito Visa (que mejoró doce posiciones
desde la medición anterior hasta ubicarse sexta, convirtiéndose en
la única marca del sector financiero en el podio); el de la marca de
aceite comestible Cocinero (en el octavo puesto, desde el 13ø en la
medición previa); y la espectacular inscripción de Marlboro, que
saltó desde la posición 24 hasta la décima en un mundo cada vez más
restrictivo con la publicidad de tabaco y en el que fumar es cada
día más políticamente incorrecto. ¿Alguien puede decir que estas
marcas no dan lo que prometen?
Argentino hasta la muerte
"La calidad" es lo que La Serenísima "promete" y lo que la mantiene,
según las miradas de propios y extraños, en el primer lugar. Pascual
Mastellone, presidente de Mastellone Hermanos, explica en parte la
permanencia de La Serenísima en el primer puesto por el hecho de que
la empresa haya solucionado, en los "70, dos problemas históricos de
la industria: la falta de leche durante los meses de invierno y la
falta de calidad que se materializaba en la leche cortada durante el
verano. Ambas dificultades pasaron al olvido desde que la compañía
modificara el sistema de abastecimiento de leche fluida.
"La calidad", argumenta Mastellone, "ofrece además confianza. El ama
de casa se siente segura al elegir un producto La Serenísima para
alimentar a su familia, porque la marca es sinónimo de tradición,
pero también de innovación. Somos una empresa argentina que se
preocupa por mejorar la calidad de vida de los argentinos con
continuos procesos de mejora en nuestros productos y servicios. El
consumidor reconoce ese esfuerzo y nos premia con su lealtad",
afirma.
La compañía tuvo el año pasado ingresos por 1.500 millones de pesos
y estima que este año serían de 1.700 millones. Hoy, La Serenísima
representa más de 65% de su mix de ventas.
En términos estrictos, sin embargo, Mastellone Hermanos no es una
empresa enteramente argentina: 67% de sus acciones está en manos de
la familia y el resto pertenece a Dallpoint Investments. Pero a los
ojos del universo encuestado —gente de todo nivel socioeconómico—,
"argentina" es una empresa que lo haya sido en sus orígenes y
durante bastantes años, y que siga siendo poderosa.
Manteniéndola viva
No puede ser otro el motivo de que YPF siga militando entre las
primeras diez y que este año, además, haya mejorado dos posiciones
hasta ubicarse segunda, en el puesto que en 2004 —año de la última
medición— ocupara la reina mundial de las marcas, Coca Cola, esta
vez en cuarto lugar. Repsol YPF, la compañía hispano-argentina —como
le gusta decir a Enrique Locutura, director general de la empresa
para la Argentina, Brasil y Bolivia— se cuidó muy bien de seguir
manteniendo viva una marca que remite a los tiempos en que la
petrolera no era sólo argentina, sino sobre todo estatal: una de las
pocas compañías del Estado nacional que en su momento cumplieron el
cometido de llegar ahí donde las privadas no estaban.
"La gente es más simple en sus percepciones de lo que parece",
comenta Locutura. "Si vieran que las estaciones de servicio están
descuidadas, o que se la atiende mal; que salir a buscar gasolina es
como tramitar el DNI....", añade con mirada cómplice. "Pero los
argentinos conocen YPF desde que son niños, y comprueban que
seguimos siendo líderes y ganando cuota de mercado haciendo cosas
que la gente ve", completa el español. Y aunque él rehúse
mencionarlos, esta "percepción" es algo contra lo que no han podido
ni los piqueteros ni el descrédito que, en mayor o menor medida, ha
afectado a las empresas que fueron privatizadas en los "90.
De "nacional", la marca Repsol ha conservado una red de estaciones
de servicio con una penetración como no la tiene ninguno de sus
competidores. De "privada", el perfil de empresa moderna y que
invierte en el país, algo que incluso le ha reconocido el presidente
Néstor Kirchner en la entrevista que concedió a Clarín el domingo
pasado.
De hecho, con un plan de inversiones de 7 mil millones de dólares
previsto para el período 2005—2009, Repsol YPF prevé desembolsar
este año 1.400 millones de dólares por ese concepto, mientras que su
ganancia en el último ejercicio fue de 3.100 millones de pesos. En
cuanto a impuestos, la compañía —que "en unos meses" abrirá a la
Bolsa porteña "15% ó 20%" de su capital— pagó alrededor de 11 mil
millones de pesos el año pasado.
Entre la apertura del capital —"está claro que el Estado no va a
estar aquí: no quiere el Estado ni nosotros", subraya Locutura- y el
auspicio a la selección argentina de futbol, el director general de
la compañía evalúa que la empresa obtendrá aún "mas protagonismo" y
que el año próximo ya debería rankear primera.
El caso de Hellmann"s
Su inclusión en el top ten había configurado una incógnita para
varios de quienes la vieron séptima en la muestra tomada por el CEOP
a fines de 2004. Pero que los aderezos Hellmann"s hayan saltado al
tercer lugar, precediendo inmediatamente a Coca Cola, es algo que
hizo que más de un analista se rascara la cabeza buscando una causa.
Sin embargo, Jorge Arilla, director de marketing de alimentos de
Unilever Argentina, se pregunta más bien por qué la marca no quedó
primera. "A mí, con Hellmann"s, ya no me sorprende casi nada",
confiesa. Y cuenta: "A principios de los "90 todavía no teníamos
ketchup, así que hicimos una encuesta para ver qué marca consumía la
gente, porque queríamos lanzar el nuestro. Todo el mundo nos decía
que tomaba ketchup Hellmnn"s, cuando en ese momento no existía".
Una rara mezcla de aspiracionalidad con una suerte de omnipresencia
es lo que en opinión de Arilla explica la performance cada vez mejor
de la marca que todos asociamos "prima facie" con la mayonesa. "Mirá
tu mesa cuando te sientes a comer: probablemente Hellmann"s sea la
única marca que veas. Los demás alimentos no aparecen en sus envases
en las mesas de los hogares Y lo mismo si vas a comer afuera,
incluso en un "fast food". Vas a ver Herllmann"s... y Coca Cola. En
nuestra categoría, siempre fuimos la marca más alta en "top of mind",
argumenta con una lógica irrefutable.
Tampoco hay que dejar de ponderar el peso que las campañas
publicitarias" tienen en ese "top of mind": como es previsible, las
marcas que figuran mejor ubicadas en el ranking invierten mucho en
comunicación publicitaria. El caso de Hellmann"s también es
elocuente en este sentido. En el momento de recogerse esta muestra
—en marzo pasado—, la compañía estaba lanzando, de la mano de su
agencia Ogilvy, su versión "light", que proponía una relación
favorable de 3-1 con las calorías que implicaba la ingesta de
aceite. A lo largo de 2005, la marca gozó del impacto y los altos
niveles de recordación de la campaña "Edipo" (aquella en que los
nenes les declaraban su amor a las mamás que les servían Hellmann"s),
realizada por Lowe, que hacía muy poquito había dejado de ser Agulla
& Baccetti. Se trató de una campaña que "tuvo un muy alto impacto en
la gente, que la comentó muchísimo, más allá de todos los premios
que ganó", recuerda Arilla.
Pero, como para comprobar el aserto de los expertos que predican que
las marcas se construyen en el largo plazo y que, para eso, una
comunicación publicitaria regular es fundamental, uno de los hitos
publicitarios de Hellmann"s marcó asimismo el debut en las ligas
mayores de Ramiro Agulla y Carlos Baccetti, cuando ellos todavía
trabajaban en Young & Rubicam. "Confusión", el comercial en que una
nena les transmitía en forma distorsionada a su madre los mensajes
que su papá le dictaba al teléfono, en 1993, marcó el debut de una
nueva era, no sólo para la marca sino incluso para la publicidad
argentina. Justo es decir que Hellmann"s, en el país, nació en 1962,
y que ya hacía años que venía "construyendo" sobre el conocido "es
dar lo mejor".
"Aunque nuestra comunicación no fue tanta, sí fue siempre muy
efectiva", admite Arilla.
La lógica histórica
"Es interesante ver qué marcas aparecen históricamente como más
prestigiosas, porque aquí se relativiza el sesgo comunicacional. En
diferentes etapas y categorías, son las lógicas: las grandes marcas
"nacionales" y de alimentos", sostiene Diego Casares, socio fundador
y director general de Believe Branding. Argumento que explica la
inclusión de Arcor (5º), Terrabusi (7º, mejorando dos posiciones
desde la última vez); así como la mejoría de La Campagnola, que ya
llegó a las puertas del "top ten" (figura en la undécima ubicación,
seis posiciones arriba de 2004).
Moiguer coincide al explicar la inclusión entre los primeros puestos
de marcas como Arcor, Terrabusi, Cocinero (octavo) y La Campagnola;
pero también los dignos lugares obtenidos por Arroz Gallo (31º),
Criollitas (77º), Havanna (86º) y alfajores Jorgito (102º) por la
prevalencia del factor "promesa" que mencionábamos al principio:
estas marcas, dice, "crecen en imagen al ser coherentes con su
historia".
Un detalle: Philips, la única tecnológica entre las diez que rankean
primeras, cayó del quinto al noveno lugar. Algo que no debería
preocupar a Philips, según Casares, porque "las tecnológicas deben
ser aspiracionales desde su propuesta de valor, así que no es su
objetivo ser mencionadas entre las marcas masivas".
La conclusión de Moiguer es que los consumidores son "cada vez más
expertos y están sobre-estimulados, buscando desesperadamente
verificaciones", después de haber pasado por los imaginarios de los
"futuros per fectos" de la década del "90. Lo que manda, ahora, es
comprobar la veracidad de las promesas formuladas.
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Fuente:
http://www.clarin.com
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