Una vacuna que terminaría con la adicción a la
cocaína
El antídoto “neutraliza” la acción
de la droga e impide que alcance el cerebro, en el futuro se
utilizarí contra la nicotina.
Polémica: la aplicarían a niños para
saber si tienden a las adicción.
Aumento del consumo: 3.5 millones de adultos europeos tomaron
cocaína durante el último año
Con una vacuna contra la cocaína o la identificación del gen de la
dependencia, la ciencia abre nuevas perspectivas en la lucha contra
las drogas, despertando al mismo tiempo importantes interrogantes
éticos.
Los 35 países del Consejo de Europa, miembros del "Grupo Pompidou"
de cooperación en materia de lucha contra la droga, reunidos el
lunes y el martes en Estrasburgo para definir su estrategia de aquí
a 2010, decidieron lanzar un banco de datos en Internet para poner
al día las investigaciones en curso relativas a las drogas y a las
dependencias.
La perspectiva es la de " traducir los resultados de la
investigación en la práctica y en políticas", subraya Richard Muscat,
profesor de neurociencia comportamental en la Universidad de Malta y
coordinador de la plataforma de investigación del Grupo Pompidou.
En el Reino Unido, los investigadores trabajan en la actualidad en
la puesta a punto de una vacuna que "neutraliza" la acción de la
cocaína impidiendo que la droga alcance el cerebro, gracias a una
molécula que se asocia a la que a su vez libera la cocaína.
Según este mismo principio, otras vacunas podrían empezar a ser
utilizadas en el futuro. " Desde el próximo año, una vacuna contra
la nicotina debería de entrar en fase de prueba", asegura Muscat.
La puesta a punto de una vacuna contra la cocaína coincide con la
escalada de su consumo en Europa, con 3,5 millones de adultos que
han hecho uso de la misma en los últimos doce meses, según cifras
publicadas la semana pasada por el Observatorio Europeo de Drogas y
Toxicomanías (OEDT).
Pero mientras que los investigadores la han concebido como una cura
de desintoxicación, la tentación de administrarla a "todo el mundo"
a título preventivo es grande, lo que implica serios problemas
éticos, remarca el investigador maltés.
La genética también ofrece prometedoras perspectivas. "En el cerebro
de las personas dependientes, parece que uno de los receptores de la
dopamina no funciona muy bien", asegura Muscat. A largo plazo se
podrá, si bien no modificar este gen de la dependencia, al menos sí
reducir sus efectos.
Desde ese momento, se podría poner a prueba a todos los niños para
identificar a los que serían más propicios a ser dependientes a una
droga y adaptar estrategias de prevención según su predisposición
genética. Con el riesgo de "estigmatizarlos", adelanta Muscat.
La sociedad actual está ya enfrentada en materia de prevención, al
debate sobre la detección sistemática de consumidores de droga en la
escuela, como ha decidido hacerlo el primer ministro británico Tony
Blair, explica Christopher Luckett, secretario ejecutivo del Grupo
Pompidou.
Hasta este momento, ninguna investigación había "demostrado que una
política de diagnóstico en materia de prevención de la toxicomanía
era eficaz", recuerda.
Los riesgos éticos de la detección sistemática son evidentes, en su
opinión, en lo que concierne a la protección de datos y a las
libertades individuales.
Diagnósticos puntuales pueden sin embargo ser muy útiles en el marco
de las curas de desintoxicación, especialmente para verificar si el
paciente se conforma con lo que ha sido prescrito, o para algunas
tareas que son peligrosas de realizar bajo los efectos de la droga
Fuente
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