La novedosa tecnología funciona por medio de un micrófono ubicado en la parte frontal del coche que capta la voz del conductor. Luego, mediante una computadora, el sistema es capaz de reconocer pautas de comportamiento, verificar la edad, sexo y estado cognitivo del conductor e, incluso, "responder a preguntas concretas y conversar con él".
Una posible aplicación del desarrollo del DKFI será, por ejemplo, la de identificar las estaciones de servicio más cercanas y con mejor precio a través de GPS, y además podrá bajar de Internet una canción a pedido del conductor. Ya fueron desarrollados algunos prototipos del sistema, un paso más hacia un auto de "conducción automática", que ya es técnicamente posible, según el experto, pero que no se fabrica porque su precio sería de "hasta el doble que el de un vehículo convencional".
Más allá del precio, el director del DKFI dijo que el principal problema con el que se enfrenta el comercio de esos coches es que a los usuarios suele gustarles "sentir que tienen el control del vehículo", por lo que la aceptación del sistema es un problema "más psicológico, de confianza por parte del conductor, que técnico".