10 razones para comer pescado
Poblaciones con alto consumo de
pescado tienen baja incidencia de afecciones cardiovasculares
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1. Apto para todas las edades
El pescado es fácil de digerir y posee un interesante perfil
nutritivo, similar al de la carne pero con algunas diferencias. Es
rico en proteínas completas y, a diferencia de la carne, contiene
buena fuente de grasas insaturadas, cuyo consumo se relaciona con un
menor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Además, el pescado es
fuente de minerales como fósforo, potasio, sodio, calcio, magnesio,
hierro y yodo, de vitaminas del grupo B (B1, B2, B3, B12), y los más
grasos, de las A y D. Los profesionales dedicados al estudio de la
Nutrición y las Ciencias de la Salud recomiendan alternar el consumo
de pescado con otras fuentes proteicas de origen animal (carnes,
huevos y lácteos) o vegetal (legumbres, cereales y frutos secos)
para que la dieta sea equilibrada. En concreto, se considera que la
ración de consumo de pescado por persona debe ser de unos 125-150
gramos sin desperdicios, y la frecuencia de consumo recomendable,
entre 3 y 4 veces por semana.
2. Oferta muy amplia
En España, según el MAPA y la Encuesta de Presupuestos Familiares
del Instituto Nacional de Estadística (INE), las especies de mayor
demanda son: merluza, pescadilla, sardinas, boquerones y salmón
-entre los pescados frescos y congelados-, y atún entre las
conservas. No obstante, la oferta disponible en el mercado es mucho
más amplia, pero por desconocimiento o comodidad se tiende a escoger
siempre tan sólo unas pocas especies. Bastaría con preguntar en los
puntos de venta sobre la limpieza y preparación de pescados
“desconocidos” para diversificar y degustar especies igual o incluso
más sabrosas que se encuentran a nuestro alcance y que se pueden
adaptar a todos los gustos.
3. Bajo en calorías
Los blancos contienen unas 80 calorías por 100 gramos, dado que su
contenido de grasa no supera el 2%. Los azules aportan, debido a que
presentan como mínimo un 6% de grasa, entre 120 y 200 calorías por
100 gramos. Ambos tipos constituyen una buena opción en dietas para
reducir peso, eso sí, sin olvidar el aumento de calorías que se
puede producir en su cocinado (al empanarlos o freírlos en aceite) y
acompañamientos (mejor una guarnición de verduras que unas patatas
fritas).
4. Fuente de proteínas completas
El contenido medio de proteínas de los pescados es del 18%, si bien
los azules pueden superar el 20%. Es decir, 100 gramos de casi
cualquier pescado aportan alrededor de una tercera parte de la
cantidad diaria recomendada de proteínas. Estas proteínas son de
elevado valor biológico, al igual que las de otros alimentos de
origen animal, dado que contienen todos los aminoácidos esenciales
en cantidad y en proporción adecuados.
5. Contribuye a prevenir enfermedades
Protege el corazón y las arterias
A diferencia de otros alimentos de origen animal, el pescado
contiene ácidos grasos poliinsaturados en una proporción en torno a
un 25-45% respecto del total de ácidos grasos. Entre ellos se
encuentran el ácido linoleico de la familia Omega-6 y los ácidos EPA
(eicosapentanoico) y DHA (docosahexanoico), de la familia Omega-3.
Todos ellos se encuentran en especial en los pescados azules o
grasos.
El pescado contiene ácidos grasos poliinsaturados en una proporción
en torno a un 25-45% respecto del total de ácidos grasos
A partir de ellos se producen en el cuerpo unos compuestos, las
prostaglandinas, que poseen, entre otras, la capacidad de reducir
procesos inflamatorios, regular la tensión arterial, disminuir el
riesgo de coágulos o trombos, así como de equilibrar los lípidos
sanguíneos (aumentan el HDL o ‘buen colesterol’, reducen el LDL o
‘mal colesterol’, además del colesterol total y los triglicéridos).
Todo esto se traduce en una reducción del riesgo de enfermedades
cardiovasculares. La cantidad recomendable para obtener los citados
beneficios es de entre 2 y 3 gramos semanales de ácidos grasos Omega
3, lo que se consigue tomando pescado azul de 1 a 3 veces a la
semana.
Acción antiinflamatoria
El pescado azul puede resultar beneficioso para aliviar los síntomas
de enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide. Diversos
estudios sugieren que una dieta rica en Omega-3 y antioxidantes
mitiga la inflamación.
Contribuye a prevenir el bocio
El bocio es una enfermedad que se caracteriza por un crecimiento
anormal de la glándula tiroides que regula el funcionamiento del
organismo, en general causada por una deficiencia de yodo. El
pescado, sobre todo el de mar, es muy buena fuente de yodo. En este
aspecto destacan: salmonete, halibut, salmón, bacalao salado y
conservas de atún o bonito.
6. Fortalece los huesos
La ingesta de pescados cuyas espinas también se comen, como especies
pequeñas y enlatadas (sardinas, anchoas…), se convierte en una
fuente alimenticia de calcio. El contenido en calcio de una lata de
sardinas con un peso neto de 70 gramos es similar al que aporta un
vaso de leche.
7. Crecimiento y desarrollo
El crecimiento y el desarrollo corporal que tienen lugar durante la
infancia, la adolescencia, el embarazo y la lactancia exigen un
mayor aporte proteico respecto a otras etapas de la vida, por lo que
se recomienda alternar el consumo de pescado con otras fuentes
proteicas. El feto necesita entre 50 y 60 mg/día de los ácidos
grasos linoleico y linolénico durante el tercer trimestre y la mujer
embarazada requiere el doble que en situación de no embarazo.
8. Fácil de digerir
El pescado posee proteínas poco fibrosas y, a diferencia de la
carne, su contenido de colágeno es bajo. El colágeno es una proteína
del tejido conjuntivo presente en piel, tendones y cartílagos que
aporta dureza. Dado que los pescados tienen poco colágeno, resultan
más tiernos y fáciles de digerir. Si se tiene en cuenta el contenido
de grasa, los pescados menos grasos son más fáciles de digerir que
los grasos o azules.
9. Muy versátil en la cocina
Para disfrutar del pescado, conviene variar entre las distintas
especies y técnicas culinarias, lo que dará como resultado una dieta
más equilibrada y apetecible.
10. Derivados del pescado
Hay pescados de escasa demanda y consumo; especies poco conocidas o
que no tienen buena apariencia para la venta directa, pero que
mantienen su calidad higiénica y nutritiva. Un buen modo de darles
mayor salida en el mercado es emplearlos en la elaboración de
derivados entre los que se encuentra el surimi (músculo de pescado
picado), que contribuye a ampliar aún más la oferta y posibilidades
de consumo de estos alimentos en la dieta, junto con los enlatados
(conservas y semiconservas), pescados en salazón y ahumados, etc.
Las Mejores Maneras de Preparar el Pescado
El pescado es entre las carnes, el que goza de un prestigio muy bien
ganado, es sinónimo de alimento saludable por sus infinitos
beneficios para la salud, que van desde la eficacia contra la
artritis hasta la prevención de problemas cardíacos. Pero para que
realmente nos haga bien, hay que saber qué especie comprar y cómo
prepararlo.
Asado: Sazone los pescados y úntelos con aceite. Luego colóquelos en
el grill o en el horno ya caliente (ciertas variedades necesitan ser
pasadas por harina). Las especies pequeñas se asan fácilmente, pero
los pescados más gruesos requieren unos cortes en los costados para
evitar que la piel se rompa. Esta forma de cocción es muy digestiva
y conserva bien las propiedades nutritivas.
Estofado: Antes de poner el pescado en la cacerola debe saltarlo con
un poquito de aceite para que luego no se deshaga. Ponga en la
cacerola un fondo de verduras con un poco de jugo de limón y caldo;
agregue el pescado ya saltado junto con los vegetales. Tape la
cacerola y déjelo cocer durante 20 minutos por cada kilo de peso. El
pescado está listo cuando resulta fácil pincharlo con un tenedor.
Recuerde que el fondo de cocción le servirá luego para la salsa.
Frito: Pase los trozos de pescado por una pasta para rebozar o por
leche y harina o huevo. Coloque los pedazos en aceite caliente
durante unos minutos y luego póngalos sobre una servilleta de papel
para que absorba la grasa. Esta preparación tiene un alto valor
calórico, aún más si se lo acompaña con salsas.
Salteado: Seque los trozos de pescado, páselos por harina, póngalos
en una sartén con aceite bien caliente y déjelos hasta que comiencen
a tomar color dorado. Si utiliza peces pequeños o filetes también
puede rebozarlos con pan rallado. Esta cocción conserva todo el
valor nutritivo aunque hay que comerlo al instante y renovar el
aceite para evitar que se torne menos digestivo.
Hervido: Sumerja el pescado en agua hirviendo con un chorrito de
jugo de limón y hierbas aromatizantes (laurel, cebolla, tomillo).
Déjelo a fuego mínimo durante 20 minutos por cada kilo de peso.
También puede agregar leche, verduras o vino blanco. Con esta
cocción el pescado pierde vitaminas y minerales. Para compensarlo
combínelo con verduras
Fuente
PESCADOS y MARISCOS EN ARGENTINA
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