SE LANZA LA VACIO
SIN PARACAIDAS
Se trata de un reto inédito al que
aspiran varios intrépidos de todo el mundo. El estadounidense de 31
años aseguró que la misión es "técnicamente posible", aunque nadie
lo ha logrado aún
Jeb Corliss quiere subir a un
helicóptero, lanzarse al vacío a una velocidad de unos 190
kilómetros por hora y aterrizar con éxito sin paracaídas.
Los expertos consideran que la misión es "técnicamente posible",
aunque nadie lo ha logrado todavía.
Corliss no está solo en esta carrera contrarreloj. También se han
embarcado grupos de Francia, Suráfrica, Nueva Zelanda, Rusia y EEUU,
en lo que se ha convertido en una competición no oficial hacia la
gloria.
Una hazaña de este tipo entraña numerosos riesgos, como ya comprobó
el aventurero Evel Knievel, que trató sin éxito de saltar sobre el
cañón de un río con una motocicleta propulsada por un cohete en
1974.
Corliss saltó a la fama en abril de 2006 cuando fue detenido "in
extremis" al pretender saltar con paracaídas desde el Empire State
(Nueva York), de 380 metros de altura, lo que le costó una demanda
de los dueños del edificio.
Su obsesión ahora consiste en aterrizar sin un rasguño
gracias a un traje especial, con una forma similar a la de un
murciélago, que le permite controlar la dirección y velocidad de
caída con un mínimo movimiento de su cabeza, sus hombros o brazos.
Corliss quiere convertirse con su proyecto, denominado "The Wingsuit
Landing Project", en la primera persona en la historia de la
humanidad que logra sobrevivir a un aterrizaje sin paracaídas, pero
hay otros que compiten también por este hito, según recoge The
New York Times.
Otros rivales ultiman los detalles de su indumentaria, como el
francés Loïc Jean-Albert, quien en el sitio de internet
www.flyyourbody.com muestra
instantáneas de sus vuelos e imágenes de los prototipos que usará.
A ellos se une una mujer, María von Egidy, de Sudáfrica, que
está embarcada en la difícil tarea de desarrollar un traje capaz de
permitir esta proeza, aunque ella no lo usará, según
confesó en una entrevista con el National Geographic.
Para lograr su hazaña, Corliss usará un diseño "alado" que
cuesta unos mil dólares y que estrenará en los próximos meses,
durante la primera de las tres pruebas que ha planeado antes de dar
el gran paso.
Las alas que incorporará la indumentaria, colocadas entre las
piernas, los brazos y el torso del aventurero, están hechas de
nailon, y poseen unos conductos que permiten regular la entrada del
aire en su interior.
Esto posibilita el control de las maniobras para descender a un
ritmo lento, debido a la presión en el interior del traje, al que le
añadirá una protección rígida (exoesqueleto).
"La manera más sencilla de describir la vestimenta es como si vieras
a una ardilla voladora; logra que te muevas hacia delante casi un
metro por cada treinta centímetros que desciendes", explica Corliss
en The New York Times.
"La parte difícil de todo esto es sobrevivir sin lesiones,
pero ése es el objetivo", añade el hombre que cuenta en su
historial con más de mil saltos en su haber.
Las Cataratas del Niágara (en la frontera con Canadá), la Torre
Eiffel (París), el puente Golden Gate (San Francisco) o la torre
Space Needle (Seattle) han sido algunos de ellos.
El aventurero planea construir una pista de aterrizaje que él mismo
ha diseñado, basada en las que se emplean en las competiciones de
saltos de esquí, y que le supondrá unos gastos cercanos a los 2
millones de dólares.
Para su elaboración, contará con la ayuda de la empresa aeronáutica
Vertigo, establecida en Lake Elsinore (California), que ha trabajado
en proyectos para la NASA y el Ejército estadounidense.
Roy Haggard, fundador de la compañía, quien se ha comprometido a
ayudar a Corliss en caso de que reúna el dinero necesario, afirmó
que "todo el mundo quiere convertirse en el primero en lograrlo".
¿Por qué? "Esto es algo que los seres humanos hemos buscado desde
Ícaro en
la mitología griega; la única razón por la que la gente
piensa que es imposible es porque aún nadie lo ha conseguido",
afirma Collins, que promete ser el primero en lograr esa proeza
Fuente
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