QUE HAY QUE SABER
ANTES DE VIAJAR A LA COSTA
En la autovía 2 el pavimento tiene
numerosas imperfecciones que la hacen peligrosa; en la ruta 11 hay
que extremar los cuidados
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Escapar de la rutina que para miles de
argentinos representa irse de vacaciones a la costa atlántica tendrá
este verano numerosos escollos a la hora de realizar el viaje por
carretera.
Según pudo comprobar LA NACION, que se trasladó por ese medio desde
esta ciudad hasta Mar del Plata, por la autovía 2, y regresó por la
ruta 11, hay numerosos tramos emparchados, falta señalización -que
se hace más notoria y peligrosa de noche-, muchos automovilistas no
respetan las reglas de tránsito y algunos baches podrían poner en
peligro la estabilidad de los vehículos.
En la autovía 2, el principal acceso a Mar del Plata y el más usado
por quienes van en auto a otros centros turísticos de la costa, el
problema principal es el estado del pavimento: en todo el recorrido
se ven parches desprolijos y sin pintura, irregularidades que hacen
vibrar el auto.
Alrededor de 60.000 vehículos circularán por esa autovía en cada
fecha de recambio de la temporada veraniega que comienza. Así lo
estima Covisur SA, la empresa que explota la concesión de la
autopista.
"Estamos trabajando para solucionar los problemas en el asfalto,
para que esté listo antes de que comience la temporada", explicaron
en Covisur.
En el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi), que
también realizó un relevamiento en los accesos de los principales
balnearios del país, disienten con la empresa concesionaria.
"Lamentablemente lo que se nota es la falta de mantenimiento. La
autopista está un tanto abandonada y sólo se hacen trabajos para
salir del paso", criticó Gustavo Brambati, director de seguridad
vial del Cesvi.
Los problemas en el pavimento no son exclusivos en los más de 400
kilómetros que unen Buenos Aires con Mar del Plata. Durante todo el
trayecto se advierte que muchas curvas están escasamente señalizadas
y que algunos guardrails no fueron repuestos después de haber sido
chocados.
"Hay otros problemas que no dependen de la empresa sino del trazado.
Algunas curvas cerradas están desde que era una ruta de dos manos,
lo mismo sucede con las interrupciones que representan las zonas
urbanas, que exigen que los conductores bajen mucho la velocidad",
continuó Brambati.
En el kilómetro 182, por ejemplo, comienza la zona urbana de
Castelli, que exige especial atención para no confundirse y entrar
en el pueblo.
El km 49 es quizá uno de los puntos más peligrosos: en el medio de
una curva cerrada, sobre el carril rápido, un bache sorprende al
conductor justo cuando intenta doblar.
Además de los inconvenientes en la infraestructura vial, quienes
viajen a la costa tendrán que luchar contra los vicios de buena
parte de los conductores. En la autovía 2 los excesos de velocidad
son muy frecuentes, lo que deriva cada temporada veraniega en
múltiples accidentes (ver aparte).
En esta vía y en sus alternativas a la costa también se advierten
las mismas irregularidades que en otros caminos argentinos:
maniobras bruscas, poca distancia entre los vehículos y autos en
pésimo estado, que se ven impedidos de realizar maniobras rápidas o
que impiden al resto de los conductores mantener una velocidad
adecuada y evitar sobrepasarlos.
A partir del km 200, una de las cuestiones por tener en cuenta es
precisamente el flujo de autos en mal estado que, en general,
provienen de las poblaciones que cruzan la ruta.
El aumento de la cantidad de vehículos que se espera que recorran
las rutas que conducen a la costa anticipa para esta temporada que
las vacaciones podrían empezar con una importante demora. La
Superintendencia de Seguridad Vial advirtió que pueden producirse
importantes embotellamientos.
Una alternativa para escapar a los problemas de la autovía 2 sería
llegar a la costa por la ruta 11, si ésta fuese segura y se
encontrase en buenas condiciones. Sin embargo, sólo un tramo de 16
kilómetros es de doble mano. En el resto del trayecto, como en todas
las rutas, cada adelantamiento exige viajar de contramano.
Comparativamente con la autovía 2, el pavimento de la ruta 11 está
en mejor estado, pero hay menos señalizaciones y las rotondas que
conducen a los distintos balnearios fuerzan cruces peligrosos con
otros conductores.
Por Agustín F. Cronenbold
De la Redacción de LA NACION
LUGARES MUY PELIGROSOS A TENER EN CUENTA
Toda persona que decida pasar sus vacaciones en la
costa atlántica deberá tener en cuenta
más de 30 puntos críticos en
la Autovía 2 y las rutas 210, 29 y 226.
Además, es indispensable ser muy prudente al volante para que
disminuya el número de accidentes de tránsito en el verano.
En los 364
kilómetros que hay entre El Pato -en
Berazategui- y la entrada a Mar del Plata, el
Centro de Experimentación Vial
(CESVI) marcó unas 19 zonas riesgosas, para indicar sólo un ejemplo.
En la Autovía
2, las zonas “rojas” se encuentran en el kilómetro 58 por
imperfecciones en el asfalto. Las curvas en los kilómetros 92, 93,
340 y 366 y el cruce de rutas en el 340 (Coronel Vidal) son otros
puntos críticos.
En Dolores, el kilómetro 213 es otro sitio para prestar mucha
atención por la curva
peligrosa que se encuentra a esa altura. Los
especialistas de CESVI aseguraron a
Diario Popular que si
esta curva se toma a alta velocidad el auto puede volcar debido a
que la “salida está en pendiente y carece de protección lateral en
caso de que el auto muerda la banquina”.
En el kilómetro 231 hay un
puente angosto, extenso y sin banquina que genera
“la posibilidad de enganche con la estructura” a lo que se le añade
la falta de guardrail.
Las rutas alternativas
también pueden ser inseguras. La 210 (conecta en
Bradsen con la 29) tiene el pavimento en “pésimas condiciones”. A lo
que hay que sumarle, carencia de banquinas y de señalización
adecuada.
En la 29 las cosas no son tan distintas. En los kilómetros 60 y 70
no hay protección lateral y cuentan con banquinas de tierra que
generan peligro de vuelco
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