COMO SUPERAR LA
PERDIDA DE UN SER QUERIDO
Profesionales coinciden que
aceptar la pérdida es "complejo" y que ocurre a través de la
sucesión de diversas etapas· Las condiciones en que se produce la
muerte influye en la recuperación, aunque todo depende de cada
persona
La tristeza, la añoranza, la ira y el
enojo son sentimientos que pueden aparecer en el camino hacia la
resignación. Los especialistas destacaron que la forma en que se
asume la falta de una persona varía según las condiciones en que su
muerte se produzca.
La pérdida de un ser querido es una situación emocional muy puntual
que despierta una sucesión de sentimientos, entre los que se
encuentran la tristeza, la desesperación e, inclusive en algunos
casos, el enojo.
De acuerdo con la teoría "clásica" de duelo, que fuera elaborada por
el psiquiatra británico John Bowlby en 1960, a partir de una
experiencia personal, las cinco etapas que usualmente atraviesa una
persona cuando se enfrenta a un situación traumática son la negación
o incredulidad, la añoranza, la ira, la depresión y finalmente, la
aceptación.
Las emociones van evolucionando con el correr de los meses
Sin embargo, luego de esa primera aproximación a la temática, han
ido surgiendo nuevas versiones. Una de ellas, sustentada en una
reciente investigación científica, sostiene que, inversamente a lo
que sucede según la teoría de Bowlby, el duelo comenzaría con la
aceptación de la pérdida y el anhelo del ser querido que ya no está.
"Nuestra investigación sustenta la idea de que el anhelo, y no la
tristeza o la depresión, es el síntoma dominante en el duelo que
toda persona debe realizar luego de la pérdida de un familiar o
amigo cercano. Asimismo, pudimos observar que también suele haber un
alto grado de aceptación", destacó la líder del estudio, doctora
Holly Prigerson, directora del Centro de investigación en
psicooncología y atención paliativa del Instituto contra el cáncer
Dana Farber de Boston, en los Estados Unidos.
"En términos cuanti-cualitativos, la intensidad de la pérdida varía
según el ciclo de la vida. Para un chico, por ejemplo es una pérdida
muy significativa la muerte de alguno de sus padres, al igual que
para una persona mayor la de un nieto, por ejemplo. En cambio,
cuando se trata de un cónyuge, por lo general se toma de otra
manera", explicó a Pro-Salud News el doctor Roger Montenegro, médico
psiquiatra, presidente de la Fundación Contener.
Sin embargo, cabe aclarar que si bien cada uno de los 233 adultos
involucrados en el relevamiento habían experimentado la muerte de un
familiar cercano en los seis meses anteriores al estudio, ninguno de
esos fallecimientos se había producido en circunstancias
traumáticas, shockeantes, o inesperadas.
"La condiciones de la pérdida también son factores clave. Porque una
cosa es cuando hay un diagnóstico de enfermedad, y otra cuando el
acontecimiento nos golpea sin esperarlo. Ahí entran en juego las
capacidades de resistencia y recuperación, un término que ahora se
conoce como 'resiliencia' y conjuga la posibilidad de salir adelante
luego de un determinado dolor. Siempre hay una sucesión de etapas
que se denominan de duelo 'normal' que deben ir superándose con los
meses. Si eso no sucediera, estaríamos frente a un proceso
'anormal', pues lo esperable es que una persona reaccione ante un
dolor", puntualizó el doctor Montenegro.
Los investigadores también señalaron, en las conclusiones de la
muestra que forman parte de una reciente edición de la publicación
especializada Journal of the American Medical Association (JAMA),
que las emociones negativas como la ira solían manifestarse
alrededor de seis meses después del acontecimiento.
"Las cinco etapas del duelo se han aceptado, con el paso de los
años, como una verdad definitiva sin que mediaran investigaciones al
respecto. Por esa razón, con el equipo de profesionales de la
Universidad de Yale realizamos este estudio que se propone evaluar
la duración y sucesión de los 'indicadores de duelo' a través del
análisis de hombres y mujeres cuyo promedio de edad era 63 años y de
los cuales el 84 por ciento había perdido recientemente a su
cónyuge", detalló Prigerson.
Los voluntarios fueron entrevistados a los seis, once y veinte meses
después de la muerte y sus respuestas fueron evaluadas a través de
un sistema de puntos (del uno al cinco) a fin de "medir" el nivel de
los sentimientos.
En los primeros seis meses tras la pérdida, la puntuación promedio
de la aceptación era de 4% y la del anhelo, tres. La depresión, por
su parte, era la siguiente emoción más frecuente, con una puntuación
del 2%, seguida por la negación y la ira.
Según los resultados de la experiencia, con el correr de los meses,
todos los indicadores negativos de duelo, a excepción de la
depresión, disminuyeron y el nivel de aceptación aumentó.
"La expresión del duelo es un fenómeno muy complejo, que varía en
cada una de las personas que lo atraviesan y que no sigue
necesariamente una programación ordenada. Desde este punto de vista,
si bien es importante cuantificar los sentimientos, el estudio
describe lo que sucede generalmente pero hay eventos que en un
determinado punto del proceso pueden desencadenar nuevamente el
desarrollo de emociones que ya se habían superado", concluyó la
doctora Prigerson
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