El ganador toma una firme decisión de triunfar.
El perdedor ni se lo plantea...
El ganador pone una meta y escribe sus sueños en
hormigón, para que nunca se olvide de lo que quiere
conseguir.
El perdedor dice que soñar es de niños y de ilusos.
El ganador dice siempre: "Lo voy a conseguir"
El perdedor sólo dice: "quizás se pueda hacer"
El ganador encuentra siempre una solución a
cualquier problema
El perdedor siempre tiene un problema para cualquier
solución
El ganador fija un objetivo y lo persigue sin
que nada pueda separlo de su camino
El perdedor siempre encuentra una excusa para tirar la
toalla: tiempo, falta de dinero, la situación, el ultimo
huracán que pasó a 1.000 kilómetros de donde vive, la
uña del dedo meñique que se rompió, el gobierno,...
ponle el nombre que quieras, hay miles de excusas...
El ganador se toma el tiempo necesario para
hacer que las cosas funcionen y tiene la suficiente
paciencia, para perforar un palmo más, para dar la
siguiente curva de la carretera, para subir el siguiente
peldaño de la escalera.
El perdedor, si algo no funciona en los primeros días,
va a otra cosa. Siempre está probando, deja lo que está
haciendo y se va de cabeza a lo nuevo que sale: un nuevo
software, una nueva oportunidad de negocio, un nuevo...
El ganador sabe que el éxito requiere esfuerzo,
dedicación y mucho, mucho entusiasmo
El perdedor siempre está buscando "la gallina de los
huevos de oro", siempre busca como evitar el trabajo y
es el primero que se apunta cuando oye: "Gana un millón
de dólares, simplemente, haciendo tal o cualquier
cosa..."
Y
finalmente, quizás lo más importante...
El ganador pone ACCIÓN inmediatamente.
El perdedor se pierde en la "parálisis del análisis", lo
cuestiona todo y nunca, pone en marcha nada...