TEST DE SIDA
Aunque la ciencia ofrece técnicas para
la detección precoz del VIH, la mayoría de los infectados en la
Argentina no las usa y así se enteran tarde de que son portadores
De un total de 841 personas con VIH en
el país, un tercio se enteró de que convivía con el virus luego de
un chequeo, otro tercio al manifestar síntomas y alrededor de un
cuarto al internarse o acudir al sistema de salud por otros motivos
como donación de sangre o control prenatal, según el Estudio
Nacional sobre la situación social de las personas Viviendo con
VIH/Sida, el primero por su envergadura realizado en la Argentina a
26 años de la epidemia.
“Básicamente es raro que la gente sepa de manera precoz que vive con
VIH. Se suele enterar tarde”, indicó Mario Pecheny, director de este
estudio realizado en el marco del proyecto Actividades de Apoyo para
la Prevención y Control del VIH/Sida en Argentina, financiado por el
Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria.
¿Algunas razones de esta demora? “Por un lado, permanece el mito de
que “a mí no me va a pasar”. Otros, en cambio, saben que pueden
tener VIH y prefieren no averiguarlo. Sólo acuden con síntomas”,
agregó Pecheny, investigador del Conicet en el Instituto Gino
Germani de la UBA.
Tampoco faltan los que le rehuyen al sistema de salud “porque les
resulta expulsivo, por ejemplo, las travestis o los usuarios de
drogas que temen terminar presos”, indicó.
El mapa nacional muestra diferencias. En la región Pampeana, Cuyo y
Patagonia hay una detección algo más temprana, en comparación con el
territorio porteño y del conurbano bonaerense. “Esto está
relacionado por donde empezó la epidemia. AL principio, los primeros
casos estaban localizados en la Ciudad de Buenos aires y sus
alrededores y la detección era absolutamente tardía porque además,
había poco que hacer”, indicó el especialista. “Ahora –comparó- es
crucial saberlo lo más precozmente posible y así mantener un buen
estado de salud, amén de cuidarse y cuidar a los demás”.
“A grandes rasgos aumenta la proporción de mujeres infectadas, 2 de
cada 3 siguen siendo varones y disminuyó la transmisión vía drogas
inyectables. En parte porque los patrones de drogas entre los más
pobres son otros como inhalantes o el paco”, describió Mario Pecheny,
del Conicet.
La edad promedio fue de 37 años en este estudio, aunque hubo casos
de 75 años. “El viagra hace que los mayores retomen su vida
romántica y a esas edades suelen no cuidarse”, deslizó. Ocho de cada
diez cumplen con el tratamiento. “Las personas que se hacen cargo de
su enfermedad retoman su vida. A pesar de la pobreza y el desempleo,
que se complica con el VIH, la gente sigue para adelante”,
remarcaron
Fuente
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