Un tsunami
azotará las costas de Sudamérica
Los científicos especializados en
desastres naturales tienen una certeza: la costa del Pacífico
sudamericano será azotada por un tsunami y su impacto podría ser
menor si se cuenta con un sistema entrelazado de alerta sismológica,
por ahora inexistente
"Tenemos ciento por ciento la certeza de
que estas costas van a ser atacadas en el futuro por un tsunami. Lo
que no podemos decir es si usted o yo vamos a poder verlo o escapar
de él", dijo el chileno Patricio Bernal, representante de la UNESCO
y de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI).
Durante cuatro días 66 científicos de 26 países se reunieron en el
puerto ecuatoriano de Guayaquil para revisar los sistemas de
detección y alerta de maremotos en las costas del Pacífico,
Atlántico, Indico y el Caribe.
Las costas sudamericanas del Pacífico captaron su atención por
tratarse de la zona más activa del planeta en terremotos, dada su
ubicación en el denominado anillo de fuego.
Dicha localización aumenta las posibilidades de temblores de más de
7,5 de grados en la escala de Richter, que generalmente derivan en
maremotos, explicó por su parte Wellington Rentería, jefe del Centro
de Alertas de Tsunamis de Ecuador.
Convencidos de que un evento de esas características sacudirá
Sudamérica, los expertos cifran sus esperanzas en reducir los
tiempos para la emisión de una alerta mediante un sistema
sismológico interconectado, con el que aún no cuentan los países
involucrados.
"La infraestructura existe, tenemos los instrumentos y lo que hemos
acordado es densificar y transparentar la red para tener la
verificación -en un mínimo de tiempo- de un tsunami después de un
terremoto", señaló Bernal, uno de las voces más autorizadas sobre el
tema.
Según el representante de la UNESCO, se requiere de un "mareógrafo
interconectado por satélite en tiempo real" que abarque la costa
colombiana y el extremo sur de la bahía chilena.
"Este instrumento debe estar abierto a la inspección de cada uno de
los miembros, de modo que pueda acceder, sin intermediario, a la
información que fluye en tiempo real", declaró.
La única posibilidad para mitigar los efectos de las gigantescas
olas es la emisión de una alerta temprana. La diferencia entre un
evento natural y una catástrofe como la ocurrida en el mar Indico en
2003 -con 230.000 víctimas- es el tiempo.
"Un tsunami que se genere en la costa sudamericana puede atacar en
pocos minutos. Cada evento tiene un campo próximo y lejano
-entendiéndose este último como la expansión de la ola por el
Pacífico-. Para el primer caso necesitamos aún bajar al máximo los
tiempos de la alerta", admitió Bernal.
Sudamérica todavía depende de otras regiones para conocer un aviso
de tsunami, lo que aumenta hasta entre nueve y doce minutos la
emisión de la alerta.
En el reciente terremoto de Indonesia, que dejó 23 muertos y 88
heridos, las autoridades tardaron cuatro minutos en identificar su
epicentro y seis en avisar a la población sobre un posible tsunami.
"El epicentro es un dato clave para poder tener una alerta eficaz de
tsunami. Y por primera vez en Indonesia hubo una reducción
significativa del tiempo empleado para ello: de 14 minutos bajaron a
cuatro, un esfuerzo que merece nuestras felicitaciones", comentó
Bernal.
"El hombre no está generando con sus acciones más tsunamis, pero sí
se está exponiendo más a sus efectos. Las pérdidas en vidas han
aumentado de forma exponencial en los últimos 20 años debido a que
las ciudades han crecido aumentando
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