EL BOOM DE LOS
VINOS FRIZZANTES
La venta de los vinos frizzantes
-o gasificados- creció casi un 50 por ciento
en los seis primeros meses del año con respecto al primer semestre
de 2006, y se transformó en el segmento que más aumentó dentro de la
categoría vinos, según una auditoría del mercado de bebidas
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Este crecimiento, refleja el boom de
este tipo de bebidas que asomaron en el mercado argentino a mediados
de los noventa y que despertaron especial interés en el público
femenino.
¿El motivo? “Fundamentalmente mujeres y jóvenes, que buscan vinos
más frescos y livianos",
sostuvo Guillermo Oliveto, de la consultora CCR, a cargo del trabajo
de relevo.
Según la Ley Nacional de Vinos, los frizantes reciben el nombre de "vinos
de aguja" y conservan una parte del gas carbónico
procedente de la fermentación de azúcares propios o añadidos, que se
desprende en forma de burbujas sin que llegue a producirse espuma.
A mediados de la década de los ’90, con el objetivo de buscar nuevos
consumidores, la bodega Valentín Bianchi lanzó la marca New Age, a
la que siguieron Suá, Frizze, Septiembre, O2 y Afrodita, entre
otras.
Además de interpretar el gusto de las mujeres y jóvenes, el éxito de
esta bebida radica en que no se
necesita un gran "expertisse" o conocimiento para disfrutar
este tipo de vinos y es una alternativa para situaciones de consumo
no tradicionales como la previa de una salida o el "after office".
Por su parte, Alejandro Perrot, del Grupo Peñaflor -que elabora
Frizze-, destacó la penetración de los frizantes por su "capacidad
de captar consumidores de otras bebidas alcohólicas" y resaltó su
presencia en otros canales no tradicionales, como bares y boliches;
además de fiestas particulares.
El estudio sirvió como herramienta de análisis para definir los
principales ejes conceptuales de la campaña "Vino Argentino. Un buen
vino", que fue lanzada a principios de agosto y forma parte del Plan
Estratégico Argentina Vitivinícola 2020
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