ALERGIA AL AGUA
La australiana Ashleigh Morris no
puede aguantar más de un minuto bajo la ducha porque rápidamente se
llena de ronchas que tardan horas en desaparecer y pican mucho. No
tiene cura
Ashleigh Morris tiene 19 años y vive en
Melbourne , Australia. Estudia periodismo y trabaja. Si no fuera por
un raro trastorno cutáneo que la hace alérgica al agua (urticaria
acuagénica), pasaría desapercibida entre miles de jóvenes. Ella no
puede hacer surf o darse un baño de inmersión. Y cómo si esto fuera
poco, además de las complicaciones diarias que sufre, también debe
soportar que todos le pregunten cómo hace para asearse todos los
días. No se sabe cuántos casos existen en el mundo, se cree que
pocos de acuerdo a la bibliografía existente.
"La urticaria tiene gran variedad de presentaciones clínicas y
causas. Se caracteriza por la presencia de ronchas o placas
eritematosas, edematosas, transitorias de diferente tamaño. Es una
de las enfermedades dermatológicas más frecuentes. Se clasifica de
acuerdo con el tiempo de evolución, en aguda (menos de 6 semanas) o
crónica (más de 6 semanas). Se calcula que la urticaria aguda afecta
a 20% de la población a escala mundial", explica un informe
publicado por la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del
Nordeste. Y destaca que dentro de los detonantes físicos que inducen
urticaria se incluyen estímulos mecánicos, térmicos, ejercicio,
exposición solar y exposición al agua; como es en el caso de
Ashleigh.
La urticaria acuagénica (UA) es una forma poco frecuente de la que
existen pocos casos en el mundo y ocurre después de estar en
contacto con agua, a cualquier temperatura y en cualquier condición.
Fue reportada por primera vez en 1964. Para "investigar el cuadro de
UA se utiliza una compresa de agua de 35°C sobre la piel por 30
minutos que determina la aparición de la roncha", explica un trabajo
publicado por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología
Clínica. El dermatólogo que atiende a Ashleigh, el doctor Rodney
Sinclair, cree que desarrolló esta condición luego de una alta dosis
de penicilina que le dieron para tratar una amigdalitis a los 14
años, que alteró sus niveles de histamina (el mediador químico más
conocido de las reacciones alérgicas). Nina Goad, de la Asociación
Británica de Dermatólogos declaró: "No hay información sobre la
urticaria acuagénica porque es extremadamente rara. No estamos
seguros cuántos casos hay en el mundo y no entendemos todavía
completamente los mecanismos exactos que la accionan."
Las consecuencias de la UA en ella son tremendas. Cuando se moja
cualquier parte del cuerpo le salen grandes ronchas que tardan horas
en desaparecer. Incluso le generan una fuerte picazón. Sin poder
contenerse; muchas veces se rasca tan fuerte que llega a lastimarse.
Pero el mal de Morris no pasa sólo por mojarse, sino que su propia
transpiración también la afecta provocándole una dolorosa erupción.
Para vivir lejos de las ronchas, permanece en lugares con aire
acondicionado y un paraguas la acompaña a todos lados, para así
evitar así tanto la lluvia como el sol (por el sudor).
"Por un tiempo no pude creer lo que me pasó, pero después tomé
conciencia de lo serio que era esto. Lloré y después miré para
adelante. Me di cuenta que era algo con lo que iba a tener que
vivir", declaró en una entrevista al Daily Mail. El único contacto
que Ashleigh tiene con el agua son unas breves duchas que toma todos
los días, de un minuto de duración cada una. Ella explica que debido
al dolor que le causan las ronchas, no puede permanecer más tiempo
bajo el agua. "Mucha gente no entiende cómo vivo y me preguntan todo
el tiempo cómo hago para asearme, y eso me hace sentir sucia, aunque
me considero una persona muy limpia", contó.
"Aunque mi erupción sea antiestética y luzca cómo si sufriese una
enfermedad, el sentimiento y el dolor es mucho más duro de lo que se
ve. Después de ducharme tengo que quedarme en mi hogar cerca de dos
horas por las ronchas", explicó. Cuando se encuentra lejos del agua
parece una adolescente sin ningún problema pero que cuando se moja
atrae una atención indeseada: "La gente se me queda mirando en la
calle, por eso después de bañarme me quedo en casa, para liberarme
de la carga de tener que explicarle a todo el mundo qué me pasa".
Es que Ashleigh, pasa mucho tiempo explicando lo que le sucede a
médicos y amigos que nunca escucharon hablar de la urticaria
acuagénica. "La mayor parte de las personas ni siquiera me creen
cuando les cuento", declaró. Su novio desde hace tres años, Adam, es
muy comprensivo: "Debemos dormir con una sábana que nos separe
porque no puedo acercarme a él si está sudoroso". Los dermatólogos
están de acuerdo en que hay una asociación entre los altos niveles
de histamina en sangre y la urticaria acuagénica (ver trabajo
publicado por la Sociedad Argentina de Pediatría); por lo que es
común el tratamiento con antihistamínicos. Por el momento, no existe
cura
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