La Selección
humilló a Brasil y llegó a la final de los Juegos Olímpicos
En su mejor partido del torneo,
goleó en Beijing al clásico rival por 3 a 0 con tantos de Agüero (2)
y Riquelme de penal, todos en el segundo tiempo. El equipo de
Batista impuso su contundencia en un encuentro que se presentaba muy
cerrado hasta el primer gol. Buscará el sábado a la 1 ante Nigeria
repetir el oro conseguido hace cuatro años en Atenas
El fútbol siempre da revancha. Y aunque
digan que la venganza es un plato que se sirve frío, Brasil
quedó bien calentito. Derrota en la final de la Copa América de Perú
en 2004, derrota en la final de la Copa Confederaciones en 2005 y
derrota en la final de la Copa América de Venezuela, el año pasado.
Tres golpes durísimos para Argentina, un país y una Selección
que respira fútbol.
Todo llega. La semifinal en los Juegos Olímpicos se presentaba como
una oportunidad única para el equipo que conduce Sergio Batista, y
no la iba a desaprovechar. Argentina aplastó, humilló, vapuleó a
Brasil por 3-0 en Shanghai y se clasificó para disputar el oro
ante Nigeria, el sábado (desde la 1 en nuestro país), en el Nido
de Pájaro. Pero sobre todo, ganó como quiere la gente: con
coraje y buen juego.
La primera etapa sirvió de estudio. Especulaciones, dudas, miedos...
De ambos. La dupla Riquelme-Messi no pesaba. Porque Dunga otra vez
designó una marca personal para Román. Lucas se pegó al diez
de la camiseta del enganche argentino. Anderson y Marcelo se
encargaban de rodear a la Pulga cada vez que el crack se tiró
a la derecha. Por el lado de Brasil, Ronaldinho, muy estacionado en
la banda izquierda, intentaba poner su talento a disposición de
Sobis, que quedó muy solo arriba. Entre Mascherano, Zabaleta y
Gago se lo comieron.
Algunas alarmas que se encendieron. Las escaladas de Rafinha por la
derecha ante la impotente marca de Di María y de Monzón. Y Sobis,
que a pesar de su soledad, complicó al fondo argentino. Un desborde
del lateral terminó con un centro atrás que el delantero de Betis no
pudo definir de taco. Quedaba muy lejos Agüero en ese primer tiempo,
aunque el Kun se las ingenió para generarse su propio espacio y
rematar de zurda desviado, a los 10. La más clara en el primer
tiempo.
No claudicó nunca Riquelme en su intención de pisar la pelota y
organizar el juego de Argentina. A pesar del molesto Lucas,
la intención de atacar del equipo siempre pasó por el cerebro
de Román. Pero el marcador se abrió por otros motivos. La presión de
Gago y Mascherano dio resultado. Brasil perdía la pelota cerca de su
arco. A los 7, el volante central del Real Madrid abrió para Di
María. El zurdo sacó un zurdazo violento al área, mitad tiro al
arco, mitad centro. Y ahí apareció el Kun Agüero para
ponerle el pecho al balazo, para empujarla a la red y
establecer el 1-0.
Después del gol argentino, Dunga decidió reemplazar a Hernanes y a
Sobis, en lugar de Alexandre Pato y Thiago Neves. Dos nombres que
asustan. Pero más asustaron Pareja y Garay, que marcaron siempre con
firmeza. También metieron miedo los dos volantes centrales
argentinos, para recuperar y distribuir. Aniquilaron las
pretensiones de Brasil a pesar de un tiro en el palo de Sobis y
de un desborde de Rafinha.
Siempre intentó jugar Argentina y Riquelme. Román jugó rápido un
tiro libre sobre la izquierda con Messi. Quedó para Di María que se
la devolvió a Messi. La Pulga encaró, juntó rivales y abrió hacia la
derecha para Garay, que se quedó en el área. El central le dio
fuerte y cruzado. Otra vez Agüero, bien ubicado, llegó al corazón
del área y anta la mirada estéril del arquero Renán, la empujó al
gol para el 2-0.
La desesperación de Brasil lo hizo salir del fondo en busca del
descuento. Ronaldinho estrelló un tiro libre en el palo derecho de
Romero (lo único que hizo el nuevo jugador del Milan), en el rebote
Marcelo le dio al arco y Pato la desvió al gol. Pero la jugada fue
anulada por el árbitro uruguayo Martín Vázquez. A partir de ahí,
la pelota siempre se movió bajo la suela de Riquelme. El
enganche no tuvo demasiado peso en ofensiva. Pero manejó los
tiempos, bancó con aplomo las patadas y el asedio desesperado de
Brasil por recuperar rápido la pelota e ir por el milagro. Ordena,
acomoda, le dio aire al equipo... Y como en el último Superclásico y
su recordado tiro libre, ahora de lateral generó su gol. Defendió la
pelota sobre la derecha, ganó el saque de banda. Mientras charlaba
con el asistente, armaba la ofensiva. Hizo el saque para Messi que
encaró hacia el medio y tocó para Agüero en el área. Breno lo bajó y
fue penal. Riquelme se hizo cargo y puso el 3-0 con autoridad.
Después, Brasil se descontroló. Lucas primero y Thiago Neves
después, castigaron a Mascherano y vieron la roja para que el equipo
de Dunga demostrara aún más la superioridad Argentina. Un triunfo
impecable de Argentina. Para tomarse revancha, para gozar al
clásico rival, para disfrutar. Ahora se viene otra parada brava
y otra oportunidad de borrar con el codo la tristeza del pasado.
Nigeria será el rival en la final del sábado, ese mismo equipo
africano que en Atlanta 96' le robó el oro a Argentina. Es hora de
>recuperar y de defender lo propio
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