Parejas se fotografían con bebés muertos
Se sabe, hay algo que el lenguaje
no puede nombrar. Quien pierde un padre es huérfano y quien ya no
tiene a su pareja es viuda o viudo. Pero no existe palabra para
referirse a los padres a los que se les muere un hijo . Y quienes
sufren la muerte de un bebé o se transforman en padres de un nacido
muerto no sólo deben atravesar esa experiencia, también deben
enfrentar la escasez de recuerdos producto de la poca vida de ese
hijo que no fue
Algunos vuelven del hospital a sus
hogares con un mechón de pelo o una imagen tomada de apuro por una
enfermera. La iniciativa de “Ahora me acuesto a dormir” (Now I Lay
Me Down to Sleep), una ONG de Estados Unidos, les permite contar con
fotografías hechas en tener por profesionales para ayudarlos a
sobrellevar el duelo.
La organización toma su nombre de un rezo infantil del siglo XVIII y
fue fundada en el estado de Colorado en abril de 2005 por dos
mujeres. Cheryl Haggard, la madre de un bebé muerto, y Sandy Puc',
una fotógrafa a la que Haggard y su esposo le pidieron que le tomara
unas fotos a su hijo luego de que le quitaran el respirador
artificial .
Cerca de ellos en el mismo hospital, otro bebé falleció y sus padres
se fueron sin imágenes de su hijo. Por eso Haggard comenzó a
trabajar para formar un grupo de fotógrafos que pudiera darles a
todas las familias lo mismo que ella había tenido.
Ya en julio, “Ahora me acuesto a dormir” tenía unos 350 voluntarios.
Dos años después, el número llegaba a los 2500. Y luego de una
aparición en la televisión los fotógrafos llegaron a 5000 . Ahora la
organización se extendió hasta tener presencia en más de 25 países,
entre ellos Israel y Sudáfrica.
Sus organizadores buscan amentar permanentemente la cantidad de
voluntarios. No quieren que ninguna familia que recurra a ellos se
quede sin el recuerdo de su hijo. Hasta ahora, sólo una vez no
pudieron cumplir con una solicitud porque no había ningún fotógrafo
disponible en la zona del hospital.
El requisito exigido a los voluntarios es que sean profesionales y
que estén disponibles para concurrir al hospital enseguida después
de recibir el pedido .
La tarea que les toca no es fácil. Las escenas de las que son
testigos y deben ayudar a conservar en la memoria están cargadas con
el peor de los dolores. Julia MacInnis es una de las voluntarias
veteranas de la ONG y una de sus funciones es intentar preparar a
los nuevos. La mayoría de los colaboradores son mujeres.
"No vamos a poder ver el color de sus ojos o su sonrisa ni vamos a
volver a sentirla tomándonos un dedo. Nuestras fotos son una de las
pocas conexiones que tenemos con nuestra hija. No puedo imaginar que
haríamos sin ellas”, escribió a una de las voluntarias una madre
semanas después de recibir las fotos.
Antes de entrega las fotos a las familias, se las edita digitalmente
y por lo general son imágenes en blanco y negro, algo que les da
mayor calidad y que ayuda a ocultar la decoloración de la piel de
los bebés prematuros. Además, la mayoría de los fotógrafos no toma
imágenes de niños con menos de 25 semanas de gestación, aunque
algunos hacen excepciones .
Maureen Porto, una voluntaria que realizó nueve sesiones de fotos,
contó al Washington Post que algunas de las familias esperan varios
días e incluso semanas hasta ver la imágenes. Y recuerda el caso de
una que meses después le escribió: “Estaba apenada ese día. ¿Te
agradecí lo suficiente?”.
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