TRASTORNO POR
ATRACON - DESCRIPCION Y TRATAMIENTO
Binge Eating o
Trastorno por atracón es el nombre con el que se conoce a la
ingesta de grandes cantidades de comida, sin la existencia de
hambre real. La conducta "esconde un estado emocional que
abruma", dijo una profesional a Infobae.com
Cuando se habla de trastornos de la
alimentación, generalmente se los asocia con la bulimia y la
anorexia. Sin embargo, en los últimos años, crecieron las consultas
por un cuadro que –más naturalizado en la sociedad- estaría
caracterizado por la conducta de comer grandes cantidades de
comida sin tener hambre real.
"No es que la persona ingiere comida porque tiene apetito, sino todo
lo contrario. Y, además, generalmente, busca alimentos muy
calóricos, y los come a escondidas, tras lo cual siente un fuerte
sentimiento de culpa", detalló a Infobae.com
la licenciada en Psicología Ángeles Tanoira (MN 40.474).
La profesional explicó que lo que estos pacientes experimentan es un
"hambre emocional" y que suele tratarse de personas
que vienen de períodos de grandes restricciones o dietas
hipocalóricas (comer demasiado poco genera una presión psicológica y
fisiológica que conduce a la sobre ingesta) por lo que suelen
desarrollar estos "episodios" durante la noche, a escondidas; "por
eso no se los ve gordos".
Se trata de las típicas personas (la mayoría mujeres) que –como al
pasar- expresan un "me comí todo".
Tanoira destacó que el Binge eating es "la punta
del iceberg": "Ese hambre emocional esconde un problema de
ansiedad, angustia, estado emocional que los abruma y que no pueden
elaborar a nivel psíquico, por lo que lo canalizan con esa
conducta".
"Más que algo con pronóstico negativo 'per se' es una alarma
que se enciende y permite ver que algo pasa; es una
oportunidad para advertir que la persona se siente mal en algún
aspecto", aseguró la profesional.
Consultada acerca de por qué el trastorno por atracón se conoce tan
poco, Tanoira aseguró: "En nuestro país aún no es muy
conocido, no se habla con tanta frecuencia y es por eso que
está sub diagnosticado".
Entre las mujeres, que son quienes más lo padecen, se diferencian
aquellas que tienen "altos cúmulos de exigencia y
descomprimen por ahí". La profesional "descubre" casos en
pacientes desde los 14 o 16 años y aseguró que se trata de "personas
en las que no se ve nada extraño, pero tienen momentos de
descontrol e impulsividad".
"Muchas identifican que tienen un desorden alimentación pero
no tienen la conciencia de qué se trata el trastorno",
aseguró Tanoira, quien remarcó que entre los signos característicos
predomina la sensación de descontrol, de no saber cuánto se
come y qué. "Hay pacientes que suelen decirme que no
registran cómo ni cuándo, pero se comieron tres paquetes de
galletitas", dijo.
Tanoira explicó, además, que "nuestro psiquismo tiene un límite de
estrés y tolerancia a la hora de enfrentar nuestros desafíos
diarios, por lo tanto es comprensible que todo lo que sobrepasa este
límite debe manifestarse de alguna forma".
Sus diferencias con bulimia y anorexia
El Binge eating es, desde el vamos, un trastorno
de alimentación que "aún no está especificado".
Otra de las características que lo diferencia de los conocidos es
que "no presenta actitudes compensatorias, como la
provocación del vómito, la toma de laxantes o la práctica
desmesurada de ejercicio físico".
Es más, las pacientes "muchas veces no creen que es un trastorno, lo
identifican como una conducta social...que se vive con culpa y
angustia después del episodio".
Pese a que el trastorno , como los hasta ahora conocidos), el
"peligro" radicano tiene riesgos altos (de
muerte en que se trata de "personas que pueden tener otro
tipo de conductas compulsivas".
"La gran consecuencia es que el trastorno sea una vía de escape y
no se le dé importancia al real problema",
especificó Tanoira, quien identificó como un avance "cuando el
paciente puede empezar a poner en palabras lo que le pasa".
El tratamiento
"Debe ser interdisciplinario: un nutricionista y un
psicólogo ayudarán a que la persona detecte entre el hambre
real y emocional", especificó la profesional, que se desempeña en el
grupo Arcis (donde desarrollan talleres para ayudar a
personas con este tipo de problemas), quien destacó que "la
cantidad de comida tiene que estar establecida individualmente;
la persona debe reeducarse respecto a su alimentación, reordenar su
plan alimentario y no restringir de más".
Asimismo, es esencial –para Tanoira- "bajar las exigencias
sociales de la imagen corporal".
El tratamiento psicológico intentará, por su parte, determinar en
qué situación tuvo los atracones, si precede a momentos de angustia
o la persona presenta lesiones en la autoestima. "Hay que
descubrir los aspectos psicológicos involucrados en estas sobre
ingestas y evaluar qué sustenta esa conducta para
cambiarla", remarcó
Fuente
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