MURIO LA MUJER
CON LA CARA DEFORMADA
Chantal Sébire,
la mujer a la que hace unos días la Justicia rechazó su pedido de
que se le aplicara la eutanasia,
apareció muerta en su domicilio en las cercanías de
Dijon, en el este de Francia, confirmaron hoy fuentes
del Ministerio del Interior francés
Sébire, de 52 años, padecía un tumor
nasal incurable que se iba extendiendo hacia el cerebro y le
producía, entre otros daños, una ceguera progresiva e intensos
dolores.
Por el momento, se ignoran los motivos de la muerte de la mujer, una
maestra de escuela con
tres hijos, que había apelado a la "humanidad" de la Justicia en su
deseo de morir con dignidad.
El fiscal de Dijon, Jean-Pierre Allachi, se presentó en el
domicilio de Chantal y a la salida dijo a la prensa que las causas
del deceso "son desconocidas".
La hora de la muerte fue alrededor de las 19.30 hora local (14.30
hora de la Argentina), según el fiscal, quien apuntó que "vamos
a tomar muestras y a hacer análisis y sabremos más mañana",
y agregó que "no hay elementos patentes de signos de hemorragia", un
problema que Sébire padecía con frecuencia con motivo de su
enfermedad.
El pedido de Chantal Sébire ante la Justicia, la primera de ese tipo
registrada en Francia, no prosperó debido a que el juez aplicó la
legislación francesa de 2005 sobre cuidados paliativos.
Según esa normativa, a la enferma se le había propuesto la
posibilidad de un coma inducido que pudiera aplacar su dolor hasta
el momento de la muerte natural.
El tipo de dolencia de Sébire sólo es padecida por unas doscientas
personas en el mundo y tiene como efecto la deformación anómala de
la cara, así como un sufrimiento permanente que la morfina
no conseguía eliminar plenamente.
La experiencia de Chantal Sébire generó un debate en Francia acerca
de la eutanasia e incluso motivó
que hoy mismo el Gobierno haya encargado al diputado Jean Leonetti
un estudio sobre las
eventuales lagunas de la legislación.
Leonetti fue el ponente de la ley de 2005 que regula casos como el
de la mujer de Dijon y para lo que la única respuesta es la
denominada eutanasia pasiva, que
permite a los médicos dejar morir, pero no ocasionar la muerte de
modo activo.
También hoy el médico de Sébire, Emmanuel Debost, acudió al
Palacio del Elíseo para trasladar el informe médico de su paciente
al asesor del presidente de la República para temas de
salud, Arnold Munnich.
Antes de conocer la sentencia del tribunal de Dijon, Chantal Sébire
había declarado estar dispuesta a cumplir con su deseo de morir
dignamente e incluso apuntó la posibilidad de desplazarse a Suiza,
uno de los países europeos que autoriza la
eutanasia activa junto con
Holanda y Bélgica.
El caso generó divisiones en el seno del Gobierno, donde el titular
de Exteriores y médico de
formación, Bernard Kouchner, abogó hoy por permitir a la
enferma la eutanasia activa para
que no se suicidara "en la clandestinidad, algo con lo que todo el
mundo sufriría, sobre todo su familia"
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